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Opinión

Urge una vacuna… contra la indiferencia

21/04/2021
Por: Brodny Yessid Herrra L., profesional Gerencia en Sistemas de Información UdeA

«... ¿Cuánta presión se necesita para romper el miedo en la sociedad? ¿Cuánta hambre se necesita para abolir la indiferencia? ¿Cuántas familias y amistades rotas para vencer los egos y el orgullo?...»

Un año de cuarentenas adornadas por todo tipo de adjetivos, tres o cuatro o cinco picos de pandemia después y cientos de mensajes que decían “saldremos adelante” ¿Qué tal si reflexionamos sobre lo aprendido?

Las redes, los diarios y las demás historias tejidas en todos los espacios, desde las juntas laborales hasta el chat de la tía preocupada, no solo se llenaron de la “infoxicación” sobre el número de nuevos casos y muertes, las teorías científicas, conspiracioncitas y una que otra invitación a engañar el aislamiento, sino también de logos y mensajes de marcas más humanas y sobre todo de un fuerte sentido de esperanza, ese que decía “saldremos más” y terminaba en diferentes tonos como fuertes, unidos, solidarios. ¿Pero realmente aprendimos algo? ¿Hemos cambiado desde lo social, lo corporativo, lo estatal o mejor aún en lo individual?

Comenzaré de lo macro a lo específico, desde lo esencial como principio fundamental para la supervivencia y la evolución, hasta lo individual donde los pequeños cambios y una chispa de creatividad o por lo menos la simple, pero valiosa curiosidad, puede generar grandes transformaciones.

Desde lo social por ser un tema aún más complejo solo me atreveré a abrir la discusión y dejar paso al poder del pensamiento y el debate. ¿Cuánta presión se necesita para romper el miedo en la sociedad? ¿Cuánta hambre se necesita para abolir la indiferencia? ¿Cuántas familias y amistades rotas para vencer los egos y el orgullo?

¿Cuánto desfalco de lo público, para revivir el pensamiento crítico entendiendo que no se debe votar por bandos sin importar si es el bando de siempre, el de nunca o el independiente, si no, por ideas y oportunidades de cambio? ¿Cuánto estancamiento para des-idealizar políticos y saber reconocer cuando se equivocan y más aún si votamos por ellos y hacer el control político del cual tenemos derecho y deber como ciudadanos?

En cuanto a lo corporativo solo me atreveré a hacer una invitación al diálogo conjunto, hoy las grandes empresas, aquellas que hablan de un enfoque social, de responsabilidad social empresarial y de sostenibilidad, tienen la oportunidad de demostrar su coherencia. Sectores como la banca que anualmente tienen grandes utilidades podrían decidir hacer una conversación nacional para aportar un 10 o un 15 por ciento de las utilidades, por lo menos por cinco años, a la recuperación de los fondos estatales sin cumplir la amenaza de que estos aportes recaerían en sobrecostos al consumidor, en especial de clase media.

Del estado solo esperaría romper con la soberbia de aquellos a los que se les olvida el significado de las palabras “servidor público”, el reconocimiento de sus errores y como si se tratase de un acuerdo de paz el compromiso de no repetición. Si bien en la empresa privada funciona formar equipo con los más afines, en el estado debería regir verdaderamente la meritocracia y mantener las amistades en los espacios que corresponden, los íntimos.

Sin dejar de lado, que antes de pensar en sofocar más a los ciudadanos, que por lo general ciegamente votaron por ustedes, deberían sofocar los lujos de sus carros, pensiones ex tempore, celulares y viajes de lujo que en ocasiones incluyen los justificados comités de apoyo familiar y compañía.

Incluso con esos ahorros podrían pensar en mejorar las condiciones de trabajadores rasos del estado, aquellos que, bajo la figura de prestación de servicios, trabajan más de 13 horas al día de lunes a sábado porque no los protegen las leyes laborales, no tienen derecho a la desconexión y no están protegidos bajo figuras sindicales o un amigo con influencias.

Pero volvamos a lo individual, podríamos comenzar por pensar en cuál es nuestra responsabilidad en todo esto, por ser coherentes entre lo que hacemos, decimos y pensamos, por abandonar la cultura de la deshonestidad en donde "el vivo vive del bobo"… por dejar de actuar en automático y reflexionar cosas simples, pero a la vez que influyen en nuestras vidas, como ¿por qué votamos?, ¿por quién votamos?, ¿por qué no exigimos el cumplimiento de garantías de protección social? Pero para no complicar el asunto por qué no preguntarnos ¿Cómo podemos generar nuestros propios cambios e influir desde nuestras capacidades en nuestro entorno familiar, corporativo y social?

Muchas preguntas para un texto de opinión que abren un espacio al diálogo, tal vez estos planteamientos ayuden a despertar la curiosidad, la creatividad, el pensamiento sistémico y crítico que tanto necesitamos por estos días para poder adaptarnos a la complejidad que nos rodea.


Notas:

1. Este es el espacio de opinión del Portal Universitario, destinado a columnistas que voluntariamente expresan sus posturas sobre temáticas elegidas por ellos mismos. Las opiniones aquí expresadas pertenecen exclusivamente a los autores y no reflejan una opinión o posición institucional de la Universidad de Antioquia.

2. Si desea participar en este espacio, envíe sus opiniones y/o reflexiones sobre cualquier tema de actualidad al correo mediosdigitales@udea.edu.co con el asunto «Columna de opinión: Título de la columna». Ver criterios institucionales para publicación.

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