Cartón

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D e  n u e v o  e n  l a  C a f e t e r í a 


Kuon - Jay  ❙ Abierto ❙ En curso


Kuon comenzó pues a probar su cupcake al tiempo que prestaba atención a la respuesta de Jay. Sus palabras le parecían realmente sinceras y no podía sino alegrarse por el hecho de que la casualidad hubiera hecho que se encontrasen. Por una parte, porque el chico le resultaba alguien muy agradable con quien sentía podía llevarse bien, y quien sabía si con el tiempo llegar a ser buenos amigos. Y por otra parte, porque al probar el cupcake, por su mente pasó el pensamiento de que realmente había hecho bien en seguir su sugerencia, pues era totalmente de su gusto y realmente sentía que combinaba a la perfección con el chocolate que estaba tomando.

Así, un pequeño rato paso, en el que ambos chicos continuaron desayunando y charlando, en lo que para Kuon era un ambiente muy agradable. Y fue entonces cuando Jay le preguntó.


- "¿Y a que te dedicas? La verdad te lo iba preguntar mucho antes, pero no quería parecer invasivo, ni nada por el estilo."


Su primera reacción a la pregunta fue una pequeña sonrisa, para posteriormente pasar a responderle.


- Muy músico. Aunque no toco en un grupo fijo, toco la guitarra - Tras decir esto, tomó el último sorbo de su chocolate, antes de seguir hablando - Antes mencionaste la palabra sesión, ¿puedo preguntarte a que te dedicas también?


Por la palabra sesión, Kuon pensó que quizás Jay podría ser un actor, un modelo o un fotógrafo. Si bien, si se dejaba guiar por su aspecto, se quedaba con la primera o la segunda opción. Pero él no era una persona de dar nada por sentado, ni dejarse llevar por las apariencias, por lo que esperaría a saber su respuesta. 

Cartón

4. Encuesta

E n c u e s t a   a c t u a l   :

1. ¡Dinos tres curiosidades sobre ti! Cualquiera cosa, ¿quizá algo que haces o dices que te parece normal, pero a otros no?

— *Mmm* Para empezar, y lo primero que se viene a la cabeza, tengo esa costumbre de comer la piel seca de los labios
a veces olvidó que tengo dientes filosos lo que termina unas pequeñas heridas, algo que se podría malinterpretar.

No es gran cosa lo primero, así que empezamos con lo segundo, veámonos... Me gusta hacer actividades en solitario, cenar, ir al cine, de compras, etc.
Tal parece que son actividades más sociales y siempre termina algún curioso acercándose a entablar una conversación, por pena supongo.

Tercero y último, los animales suelen huir de mí... Lo que es triste, me gustaría tener una mascota.

2. ¿Cómo te has sentido en la residencia? ¿Extrañas tu antiguo hogar?

— Con una paz indescriptible, algo que nunca creí sentí... Es difícil explicar el sentimiento.
Sobre mi hogar... Ese lugar saca lo peor de uno, pero no lo sé, supongo que a veces me atrapa la nostalgia.

3. ¿Hay alguien en tu corazón o que te robe los pensamientos?

— NO... El amor no es algo con lo cual me quiera encontrar actualmente.

Cartón

♢

Primer día en IRO

Oihan-Beikian | Cerrado | En curso

Las seis de la mañana marcaban el reloj cuando un muchacho pelirrojo ingresó por la puerta de la residencia. Por su forma ligeramente encorvada de arrastrar el equipaje y por la lentitud de su andar, era notorio que para llegar hasta allí recorrió grandes distancias, tales que el viaje aparentaba no haber sido tan ameno.

Se acercó al mostrador para extender su formulario pulcramente completado. Anhelaba que no hubiese inconvenientes, puesto a que aún estaba aprendiendo el sistema de escritura de ese planeta.

Descubrió que el recepcionista se llamaba Hiro, llevándose una buena primera impresión de él; le parecía alguien amable. Luego de unas cuantas indicaciones de su parte se dirigió hacia una joven con cabello rosado, quien era la guía según le comentaron; su nombre era Isamu. Planteó sus dudas respecto a las estancias de la residencia y los lugares de interés fuera de ella, las cuales eran respondidas pacientemente, y a Beikian le agradaba eso.

Finalmente, tomó su tiempo para observar detenidamente el folleto y elegir por dónde comenzar su recorrido. Pese a la insistencia de su IA, postergaba la visita a su habitación. No comprendía por qué habría de desempacar con tanta urgencia. Era su primer día y deseaba disfrutarlo a su modo, por ende, lo primero en visitar fue el casino.

Desde el momento en que puso un pie en el lugar ya transcurrieron unas cuantas horas, durante las cuales estuvo jugando videojuegos y probando el billar. Sintiéndose satisfecho, optó por partir para recorrer la residencia. Únicamente pudo visitar la lavandería, la granja y la biblioteca, ya que luego su apetito demandaba toda su atención. Posterior a su receso para almorzar, escuchó nuevamente aquella conocida voz.

— ¿Podemos por favor desempacar?—Suplicó el holograma, aún visiblemente enfadada por haber sido ignorada durante medio día.

Bei reconocía que la IA tenía razón. Había pasado mucho tiempo con sus maletas intactas en la habitación; tampoco deseaba molestar a quien sea su compañero de cuarto debido a su irresponsabilidad.

—Está bien, vamos.

En el trayecto por el largo pasillo regresó el incesante parloteo robótico; era evidente que la inteligencia artificial se encontraba más entusiasmada con un compañero de cuarto que él.

Cuando por fin pudo hallar su habitación, miró fijamente el número 18 de la puerta paralela a la suya. «Ojalá hubiese llegado un poco antes», pensó con tristeza. Sin embargo, decidió dejar de lamentarse y conocer su dormitorio.

Bei entró a su cuarto, y fue allí cuando realmente lamentó no haber llegado antes para reclamar la habitación del frente. En un sector del piso habían hojas, en el otro había musgo, y al lado unas macetas con flores. Por si eso no fuera suficiente, había alguien durmiendo en una cama con forma de hongo, supuso que sería su compañero. «¿Qué clase de persona sería capaz de producir todo este desastre intencionalmente?», por más que le diera vueltas al asunto aún no comprendía que estaba pasando allí.

—Empe, ¿es muy tarde para tocar puertas preguntando si puedo mudarme a la habitación de alguien más?—Susurró en dirección a la IA para evitar despertar a su compañero.

—Me temo que sí, se concede un plazo de un mes para poder solicitar un cambio de dormitorio.

Disgustado con la respuesta ofrecida, caminó lentamente hacia la cama contraria. Su compañero no sólo tenía gustos extraños, también lucía extraño. «Como si yo fuese el estereotipo de normalidad con esta máscara», se contradijo entre sus pensamientos.

Estatura pequeña, tez morena, orejas puntiagudas y algo que parecía ser un repollo creciendo en su cabeza. ¿Era un elfo? ¿Era un gnomo? No lo sabía. Sin embargo, observando que la planta parecía un poco seca decidió ayudar.

«¿Será por eso que es pequeño? Quizás no crece lo suficiente porque no lo riegan como es debido…»

Habiendo localizado la regadera se dirigió nuevamente junto a la cama del chico, regándolo con paciencia.

S o l i c i t u d   d e   i n g r e s o:

IA:

CarlaDark
Vany

Residente:

Misael
Caín mejor conocido.

「 Pines 」

Casino:


Bingo:


Datos Personales:

Edad: 95 aprox | Raza: Demonio | Altura: 1.60 cm

Infantil, caprichoso gran parte del tiempo, mal administrador de su dinero

- Manipulador, algo egocéntrico con sus medios hermanos, principalmente Amós.
- Parece alguien inocente por su apariencia, sin embargo es mas malo que la carne de cerdo.
- Cuando alguien le agrada es capaz de darle el mundo entero.
- Adicto a las compras, gastar de forma impulsiva es su estilo de vida.
- Normalmente le gusta trabajar de noche gracias a las posibles victimas que puede conseguir. 

- Personalidad:

Tiene un carácter caprichoso llegando a lo infantil, a veces suele ser hostil y cruel cuando las cosas no salen como quiere
bastante inquieto no le gusta la soledad así que siempre busca diversión por ahí, principalmente en bares o fiestas.
Más allá de ésto, es un ser sensible con muchas inseguridades.

Fotografía:

Click

Warning

Este ser suele cambiar su forma física
si ven una muchacha pelirroja por los pasillos seguramente sea Misael, favor de no llamar a seguridad...


Créditos a Umme (cdm) / UmmeShi(Da)

Ocupación:

Barman

Alcohólico y barman ¿mala combinación? ¡Claro que no! solo es mas diversión.

Cuarto:

15.

¿Desea compartir cuarto?:

¡Claro!

Compañero de cuarto:

-

ID:

N A R R A T I V A

１. I n i c i o : Mi llegada a IRO.
２. I n i c i o : Primer día en IRO.

E N C U E S T A S

Encuesta: N° 1 | N° 2

ღ   M y   V a l e n t i n e ' s   D a y   ღ

Mucho tiempo antes de ingresar a la residencia, en el día tan odiado por Beikian.

Eran las 10 am y, en la acogedora oscuridad de la habitación, las parpadeantes luces de un pequeño aparato ganaron protagonismo. El animado juego rítmico de destellos era acompañado por un sonido chillón, el cual parecía resonar con más fuerza al ser ignorado. Odiaba esa alarma con todas sus fuerzas, ya que no solo fue programada para ser una molestia y la principal causa de sus malas mañanas, sino que además había sido construida a sabiendas que él intentaría romperla. Por lo que, conteniendo su enojo, tuvo que separarse de su zona de confort para apagarla.

Trataba de despabilarse, retirando cuidadosamente alguna que otra lagaña y bostezando ocasionalmente. Cuando estuvo frente a aquel dichoso despertador lo apagó mirándolo con odio; si su prima Leah estuviera para ver esa escena se reiría por lo infantil que se comportaba en ocasiones. Podría simplemente haber ignorado todo e ir a tomar una ducha como tenía previsto, no obstante algo llamó su atención, debiendo entrecerrar sus ojos para analizar con mayor detenimiento la fecha que aparecía en pantalla. Beikian no era particularmente adepto a las festividades, pero había una a la que simplemente odiaba, y con justas razones. Lamentablemente para él, aquel día había llegado.

Todo un día dedicado a celebrar el amor y la amistad podría parecer algo hermoso, incluso consideró que en otras circunstancias hasta le hubiese simpatizado la idea. Sin embargo, vivenciar desde sus trece años las excesivas muestras de afecto de sus padres hicieron que se asquease de aquella festividad; por no decir que fue una de las razones por las cuales alquiló un departamento apenas alcanzó la mayoría de edad.

Negó con suavidad, pensando que quizás este día sería diferente. Tenía fe, tenía optimismo, o al menos eso quería creer. Inició su rutina matutina: bañarse, desayunar, lavarse los dientes y alistarse para salir a sus actividades de voluntariado, a las cuales se anotaba en sus tiempos libres.

El día transcurrió con relativa tranquilidad, aunque era evidente la euforia por aquella celebración. Se contentaba con que no se repitió la escena del año anterior, donde sus amigos quisieron obligarlo a entrar a un establecimiento conocido por armar citas a ciegas en aquella fecha. Su reloj marcó las cuatro de la tarde y, tras realizar aquello que tenía planificado, optó por regresar a su hogar.

Al llegar, el portero lo saludó con cortesía y le entregó dos cajas: una cuidadosamente envuelta con un lazo y otra más pequeña en forma de corazón, que por su sonido parecía contener bombones. Ambas poseían una pequeña nota que, por la distintiva caligrafía, supo reconocer de inmediato. Le agradeció al hombre por entregarle los obsequios y subió hasta su piso. Una vez dentro, dejó los regalos en la mesa y fue a cambiar su ropa de vestir por una más cómoda, para finalmente regresar a leer las dedicatorias de ambas cajas.

La primera caja era de tamaño mediano, resaltaba por su color naranja con lunares blancos y lazo del mismo color. «Espero que tus planes para hoy sean interesantes. Pásalo bien y ven a visitarnos pronto. Te extrañamos», decía su nota.

La segunda caja tenía forma de corazón, siendo más pequeña que la anterior y de un intenso color morado. Esta vez, la nota narraba lo siguiente: «Espero que disfrutes este día y encuentres muchas personas que te amen, mi adorado Beibei». Decidió iniciar abriendo esa, ya que dentro se hallaba una de sus debilidades: bombones.

Doce bombones se encontraban prolija y equitativamente distribuidos en la caja. Lucían increíblemente apetecibles pero, a juzgar por las costumbres de su madre, tenía una ligera desconfianza. Sin embargo, un obsequio era un obsequio, por lo que decidió ignorar a su instinto y probarlo. La primera capa era crujiente, pudiendo sentir como se deshacía en su boca junto al relleno de dulce de leche. Estuvo tan rico que no pudo contenerse, decidiéndose a probar otro; esta vez descubrió que el relleno era de frutilla, y así estuvo un buen rato hasta terminar la caja. Quedó satisfecho, y los restos de chocolate en la comisura de sus labios eran prueba de ello. Al menos así fue hasta que comenzó a experimentar un horrible malestar; supo entonces que su juicio no le había fallado al desconfiar prematuramente. Empezó el día con un iluso optimismo, pero ahora lo sabía con total seguridad: no importa qué ocurriera, simplemente odiaba esta fecha.

P i n   d e   a c c e s o   :   Discord

✩ Nombre:
Beikian.

Cartón

D e  n u e v o  e n  l a  C a f e t e r í a 


Kuon - Jay  ❙ Abierto ❙ En curso


La respuesta de Jay de alguna forma no le sorprendió, ya que después de todo el que fuera modelo era una de las posibilidades en las que él había pensado. Además de que por otra parte, sentía que encajaba con él.

Y así, tras escuchar atentamente su respuesta, paso a ser él el que le respondiese a su pregunta.

- "Por supuesto... Soy modelo, trabajo para una agencia cerca de la residencia— Dió el último sorbo a su batido, antes de continuar. —No es como que haya algo las 24/7, pero de momento me ha ido bien. En tu caso es algo parecido, ¿o no? ¿Tocas cuando se te presenta alguna oferta u oportunidad?—Ha sacudido el vaso con la pajita* y lo ha dejado en la bandeja—."


- Si, creo que se podría decir así. Por suerte con el tiempo he llegado a tener buenos contactos, y aunque no tengo un manager propio, y normalmente viajo bastante de una ciudad a otra, suelen ser otros grupos o managers con los que ya he trabajado los que me ponen en contacto con nuevos grupos que por algún motivo estén buscando un guitarrista en la nueva ciudad donde esté en ese momento. Por ejemplo, ahora, toco con un grupo conocido de otro con el que toqué hace ya algún tiempo. También otras veces me gusta tocar en conciertos especiales de colaboraciones entre varios artistas. Pero tampoco estoy constantemente ocupado.


Cuando termino de hablar pensó por un momento en que quizás había dado una respuesta demasiado larga, pero hablar con Jay le resultaba cómodo, y solo esperaba no haberlo aburrido quizás con demasiados detalles.
También se fijó en que parecía que éste había terminado ya su desayuno, y por su parte él también había terminado de comer el suyo. Así pues, y aunque por el momento no tenía prisa, pues hasta la tarde no tenía un ensayo, no sabía si este era también el caso de Jay, por lo que decidió preguntarle por si acaso.


- Por cierto, no se si quizás tengas alguna sesión ahora. No quisiera entretenerte de más en caso de que tengas que salir - le dijo con una de sus amigables sonrisas - Por mi parte estoy libre hasta la tarde - añadió al final.

Cartón

Primer día en IRO

Oihan-Beikian | Cerrado | En curso

Beikian observó con calma el despertar de su compañero, quien inicialmente se sobresaltó al ser rociado con agua para luego dar rienda suelta a la ira. Trataba seriamente de contener la risa, pero ver a un enano empapado con aparentes ganas de estrangular a alguien le tentaba a reírse, fallando en su misión de mantener la compostura. «Qué gracioso gnomo», pensó al verlo quejarse. Se apartó ligeramente cuando el susodicho comenzó a acercarse; podía prever sus intenciones, ya que cualquiera en su lugar optaría por quitarle la máscara.

—Difícil decidir por dónde empezar a responder. Veamos, en primer lugar solo trataba de ayudar, el repollo que crece en tu cabeza parecía un poco seco.—Expresó en un intento por justificarse.

No sabía muy bien cómo saldría de esta situación, pero él sin duda decía la verdad, sus intenciones no eran malas. «Aunque quizá, si esto escala lo suficiente como para molestarlo y ambos presentamos una queja, podría haber posibilidades de que me cambien de cuarto…Vale la pena probar», consideró antes de continuar hablando.

—Por otra parte, tomaré en consideración el unirme a un circo o asaltar un banco; estoy seguro que las condiciones sanitarias de una carpa o de una prisión son mejores que los…”arreglos” que hiciste en este lugar. Si hablamos de anormalidad tampoco quedas tan impune como piensas, ¿quién en su sano juicio coloca musgo y hojas en el suelo?

Primer día en IRO

Oihan-Beikian | Cerrado | En curso

Beikian no tuvo tiempo de objetar sus reclamos, ya que inesperadamente el presunto gnomo o elfo comenzó a arrastrarlo hacia la salida, cerrándole la puerta en la cara. Por suerte pudo retirar su mano antes del impacto, de lo contrario le hubiese costado realizar la segunda parte de su plan. Ambos tenían el mismo objetivo en mente, y solo había una forma de lograrlo.

Tocó la puerta tres veces y esperó; no contestaba.

—¡¿Podrías salir? Creo que necesitamos conversar más detenidamente sobre esto!—Gritó en vano, intentado que su anónimo compañero le escuchase.


«¿Acaso soy yo el maleducado? Ni siquiera me dio tiempo de presentarme y ahora me ignora», prefería creer que el descortés era ese enano. Sin embargo, salió mejor de lo que esperaba, debido a que por la reacción inicial del menor supuso que terminaría golpeándolo al despertarlo de esa forma, hecho que por suerte no ocurrió.

Ahora su principal duda radicaba en cómo recuperar su equipaje; ya pensaría en algo, era evidente que no podría regresar si no quería ser atacado. Con esa idea en mente se dirigió a recepción, le solicitó a Hiro el libro de quejas, una hoja en blanco y una lapicera. Al abrir el libro se sorprendió que sus páginas se hallaban en blanco. «¿Esta gente no se queja o es que justo elegí la habitación con el peor compañero? Qué suerte tienen algunos…», se consolaba pensando lo pacífica que sería su estadía cuando logre su cometido, fantaseando con una habitación en la que un gnomo no decida poner musgo y hojas arbitrariamente como decoración de interior. Regresó de su ensimismamiento y comenzó a escribir. Al finalizar le regresó nuevamente el libro con una sonrisa en su rostro. «Ya casi, falta poco.», pensó con entusiasmo.

Descansando cómodamente en uno de los sillones, con lapicera y hoja en mano, redactó una pequeña carta:
«No quiero quedarme en una habitación que parece ser producto de una parálisis de sueño, toda tuya. Si de mí dependiera, preferiría dormir en el pasillo que en ese desastre; sin embargo, no sé si estás enterado pero no puedo cambiar de cuarto tan fácilmente. Si tanto deseas recuperar tu paraíso pantanoso, ve a quejarte en recepción.
PD: Me llamo Beikian. Lo sabrías si me hubieses dejado presentarme antes de cerrarme la puerta en la cara. Diría que es un placer, pero ambos sabemos que no lo es. Si es posible, ¿podrías dejarle mis pertenencias a Hiro?».

Se esforzó tratando de escribir con la caligrafía más legible posible y, una vez finalizada la carta, regresó la lapicera prestada antes de partir nuevamente hacia el cuarto número diecisiete. «Espero que por favor no ignore esto, o tendré que venir a tocarle la puerta cada día», suplicó mentalmente. Lo único que deseaba era que este dilema se resolviera favorablemente para ambos. Deslizó la nota por debajo de la puerta y se alejó del lugar.

—Gimnasio, granja o biblioteca, ¿qué recomiendas, Empe?

—Me alegra que pregunte. Considerando sus visitas previas diría que es buena elección conocer…

—Iré al casino.—Sentenció interrumpiendo a la IA.

R e c l a m o s :

Nombre:
Beikian.
Reclamo:
Mi compañero de cuarto es agresivo, maleducado, desordenado y me echó de mi propia habitación. Quisiera solicitar un cambio de cuarto.