Escribe Adolfo Santos

Juntos por el Cambio cerró sus listas de cara a las PASO. No fue fácil. Su disputa interna los llevó a un enfrentamiento que les dificulta aprovechar el espacio que ofrece la debilidad del peronismo en el gobierno. En esa pelea, unos se presentan como el ala dura y otros como los negociadores. La verdad es que son todos lobos, aunque algunos se pongan la piel de cordero.

En todo este tiempo, la feroz disputa por ganar espacio dentro de Juntos por el Cambio ha sido virulenta. Seducidos por la idea de que la crisis del oficialismo los puede devolver al gobierno después de la desastrosa gestión macrista, dirigentes de PRO y del radicalismo protagonizaron embates que los colocaron al borde de la ruptura. Finalmente quedaron en carrera las dos principales figuras del PRO: Patricia Bullrich y Horacio Rodríguez Larreta serán los precandidatos a presidente, secundados por vicepresidentes del radicalismo.

¿Qué expresa esta crisis de la oposición patronal cuando todos los datos muestran al gobierno con pocas chances de ganar la elección? ¿Bullrich y Larreta tienen objetivos diferentes? Claramente no. Ambos son agentes de los intereses patronales, del sistema financiero, del agronegocio y del imperialismo, y en consecuencia van a gobernar contra los trabajadores. En eso no se diferencian. La disputa es, por un lado, para definir quién se quedará con la llave del cofre y el poder de decisión ante un posible triunfo. Y, por otro, de qué forma aplicarán los ajustes y las reformas que propone la gran patronal, el FMI y los mercados.

Palomas y halcones, son todos ajustadores

Son dos formas de ofrecer sus servicios para un mismo objetivo, profundizar el ajuste de una manera mayor aún de la que actualmente lleva adelante el peronismo, y hacerlo más rápido de lo que lo hicieron los propios macristas entre 2015 y 2019. Patricia Bullrich, acompañada de Luis Petri, radical mendocino admirador de Bukele y promotor de políticas públicas xenófobas, declaró: “… le vamos a poner una secuencia y una velocidad a las reformas estructurales que llamamos terapia de shock” (Clarín 2/4/23). No esconden nada, incluso que para ese brutal ataque necesitan un acercamiento con los liberfachos de Milei.

Larreta no tiene objetivos diferentes. En su presentación ante el empresariado en el hotel Llao Llao en Bariloche prometió que sus reformas serían más rápidas de lo que lo había hecho Macri, “no serán cien días, sino cien horas” bravuconeó. Y presentó como su compañero de fórmula al represor y antidemocrático gobernador de Jujuy Gerardo Morales, destacando en ese acto que no le había temblado la mano en el conflicto provincial. Es el “mano dura” contra los maestros y pueblos originarios que luchan por el salario y por sus derechos, y el que con la complicidad del peronismo aprobó una reforma constitucional express, rechazada en las calles.

Son dos caras de una misma moneda. Bullrich es el policía malo que promete garrote desde el primer día y Rodríguez Larreta, el “negociador que quiere ampliar el espacio político de gobierno”. Son dos caras de una oposición patronal conservadora que viene para profundizar el ajuste y la pobreza. Van a seguir bajando salarios y jubilaciones, recortando los planes sociales, reduciendo los presupuestos de salud, educación, vivienda y demás gastos sociales y avanzando en las reformas estructurales. Quieren la flexibilización laboral, la reforma jubilatoria y la reforma fiscal para reducir los impuestos de los grandes capitalistas.

Con estas listas no hay salida

Sus listas se completan con dirigentes políticos conservadores, antiderechos y que prometen mano dura contra los que luchan. Bullrich cerró con Néstor Grindetti, un macrista pura sangre, como candidato a gobernador de Buenos Aires y Cristian Ritondo, un ex peronista que fue ministro de Seguridad de María Eugenia Vidal, como primer candidato a diputado nacional.

Larreta llevará a Diego Santilli y Gustavo Posse como candidatos a gobernador y vice. Al mejor estilo Gildo Infrán, los Posse hace décadas que gobiernan San Isidro. Como diputado nacional irá Miguel Angel Pichetto, un reaccionario que ya gobernó con el peronismo y fue vice de Macri en la última elección. Como senadores por la provincia de Buenos Aires, Larreta propone al liberfacho José Luis Espert, el que promete tiro y cárcel a los que luchan, y a Silvia Hotton, del ultraconservador partido Valores para mi país y opositora a la legalización del aborto y al matrimonio igualitario.

En Santa Fe, la disputa será entre la periodista y senadora Carolina Losada, “bullrichista” de la primera hora, quien en medio de los ataques narcos en Rosario se presentó en esa ciudad con chaleco antibalas, causando indignación por parte de una población indefensa. Del lado de Larreta irá Maximiliano Pullaro, quien fue ministro de Seguridad de esa provincia y es acusado por Losada de tener relaciones con el narcotráfico.

No hay salida con estas listas y estos candidatos, como tampoco la hay con el peronismo y el ajustador Sergio Massa. La única alternativa diferente, obrera y popular, para sacar al pueblo trabajador de la miseria es la lista del Frente de Izquierda Unidad que encabeza Myriam Bregman para presidenta.