sábado, 31 de julio de 2021

Cuatro estudios sobre información de la sostenibilidad: Materialidad, Doble Materialidad, Estándares y Aseguramiento


En este artículo analizamos el contenido de cuatro informes publicados en junio del 2021 (¡actividad frenética!), con el denominador común de la información sobre la sostenibilidad. Provienen de las instituciones más activas en el tema: Global Reporting Initiative, GRI, el World Business Council for Sustainable Development, WBCSD, la International Organization of Securities Commissions, IOSCO, organización internacional que agrupa a los reguladores de los mercados de valores, y de la International Federation of Accountants, IFAC, organización gremial internacional de los contadores públicos.

 La reseña de estos estudios refleja mi análisis e interpretación de su contendido y los pone en el contexto del entorno de la información sobre la sostenibilidad. Pretende agregar valor.

 Una vez más, al reseñar estos estudios pedimos disculpas por solo hacerlo sobre los publicados en inglés.  Son muy pocos los publicados por instituciones de habla hispana. Invitamos al lector a llamar nuestra atención sobre estudios publicados originalmente en español. 

I.                The double-materiality concept: Application and issues 

Es un estudio preparado por un equipo de cuatro estudiantes y dos profesores de la Universidad de Durham, en el Reino Unido y publicado por el GRI.  Es un estudio relativamente liviano pero muy didáctico, de solo siete páginas de análisis.  Parece haber sido comisionado por el GRI para defender su diferenciación de otros estándares, al concentrarse en el reporte del impacto de las actividades de la empresa sobre los stakeholders. 

Bajo la guisa de analizar la doble materialidad, o sea incluir además el impacto de la reacción de los stakeholders sobre la empresa, que es el énfasis de los otros estándares, es una apología de la materialidad de ida, la del impacto sobre los stakeholders. Para defender esa posición, el estudio recurre a la potencial contribución de las empresas al desarrollo sostenible, argumentando que sería más efectiva si se concentra en esa. O sea, defiende la doble materialidad, no porque considera importante la de vuelta, la del impacto de los stakeholders sobre las finanzas de la empresa, sino para evitar que esta prevalezca y se subestime la primera, la que constituye la base de los reportes GRI. Hay que priorizar la primera.   

Habíamos considerado estos conceptos y la posición del GRI en el artículo The New GRI Definition of Materiality: Forward or Backward? donde analizábamos la propuesta de revisión de la definición de materialidad en los estándares del GRI. En propuesta de revisión de sus estándares, el GRI proponía cambiar su definición de materialidad de la doble vía a la de una sola vía, la de ida. En el artículo citado defendíamos la versión original del GRI de la doble materialidad ya que a la empresa le debe preocupar el impacto sobre los stakeholders y el de estos sobre sus actividades, y expresábamos sorpresa sobre la revisión del GRI.  

La revisión pretende diferenciarse de los estándares que se preocupan por la situación financiera de la empresa, la que propugnan el SASB, los estándares de reporte sobre el cambio climático y las propuestas lideradas por la industria de la contabilidad financiera, competidores del GRI. [1]  Para defender sus estándares sacrifica el reporte de los impactos de vuelta, sobre la empresa.  Es una diferenciación clara: a los stakeholders, diferentes de los shareholders, les interesa el impacto de la empresa, y en términos más generales, la contribución de la empresa al desarrollo económico, posición compartida con los promotores de los ODS; a los shareholders les interesa como es afectada la situación financiera de la empresa. Y la empresa le interesan ambos. 

Es de destacar que la propuesta en elaboración de la Comisión Europea utiliza la de doble materialidad, porque tiene una visión más amplia, holística, no se preocupa del parroquialismo de defender uno u otro estándar. [2] Lo que importa es la empresa, sus impactos y las reacciones de los stakeholders. 

Y en esta discusión sobre la doble materialidad hay una paradoja subyacente y es que los que promueven la sostenibilidad via la determinación de los impactos financieros (SASB et al.) sobre la empresa están implícitamente promoviendo la maximización de beneficios y la primacía de los accionistas. ¡Que contradicción! 

II.             The reality of materiality: Insights from real-world applications of ESG materiality assessments 

Este es un informe muy completo, preparado para el WBCSB, que presenta los resultados del análisis de las prácticas sobre el proceso de evaluación de la materialidad en las empresas.  Está basado en el análisis en dos frentes, en uno analiza 95 documentos sobre el tema (98 referencias ¡buena bibliografía!) y en el otro analiza el reporte de ese proceso en 428 informes (y 20 entrevistas) de empresas miembros del WBCSB. Con ello puede sacar algunas conclusiones sobre cómo se promueve que se haga y como se hace en la práctica. Es un estudio que se basa en el manual ESG Disclosure Handbook del mismo WBCSD y del que se puede considerar un complemento. 

Una de las conclusiones más generales, y que tiene relación con la discusión del estudio anterior, es que no hay consenso ni claridad sobre lo que se entiende por materialidad y como se debe determinar.  A pesar de la dicotomía relativamente clara sobre las dos vías (impacto en la empresa, impacto en los stakeholders) a la hora de hacer las evaluaciones muchas veces se mezclan, a veces deliberadamente, a veces espontáneamente, creando confusión sobre los objetivos y estrategias de la empresa. 

De análisis en el primer frente aprecian: 1) las múltiples perspectivas que existen sobre materialidad; 2) las inconsistentes orientaciones sobre las metodologías; 3) múltiples stakeholders, múltiples opiniones; 4) la materialidad es dinámica (¡aleluya!); 5) la materialidad representa una responsabilidad fiduciaria; y, 6) que no es información financiera (el GRI muy contento pero el SASB y otros productores de estándares sobre la materialidad de la segunda vía no estarán de acuerdo). 

El análisis de la practica incluye varios temas, pero los más destacables son: 1) el enfoque sobre el cual se evalúa la materialidad (empresa y/o stakeholders); 2) la modalidad y selección de los stakeholders a ser consultados; 3) el cálculo del puntaje de los aspectos materiales; y, 4) la selección de los que serán priorizados. El estudio concluye que hay mucha dispersión en todos estos temas, a pesar de la amplia disponibilidad de lineamientos.

 


Y el suscrito añade que todo esto es de esperar ya que cada empresa debe tener su grupo de asesores en reporte que prefieren diferentes esquemas y que para distinguirse de los demás proponen diferentes modalidades de hacer la evaluación y su presentación.  Estas “innovaciones”, que a lo mejor tienen buenas intenciones, cuando se analizan en el conjunto, como en este caso sobre 428 informes, la imagen que producen es de confusión. Si cada reporte tuviera un grupo único de stakeholders no habría confusión, pero como gran cantidad de usuarios de la información y stakeholders son comunes, la impresión que se causa en el agregado es de una gran dispersión lo que no ayuda a consolidar y comparar la información, ni al avance de la sostenibilidad y su reporte.  Al analizar esta dispersión, este estudio pretende dar luces sobre esta confusión. No pretende dar “la solución” pero si ofrece útiles sugerencia para mejorar el proceso de evaluación de los aspectos materiales. 

Según el suscrito, la probabilidad de que los millares de empresas consultoras involucradas en la evaluación y reporte de la materialidad adopten criterios uniformes es muy baja. Y aquí no nos referimos a los estándares de los reportes sobre la información de sostenibilidad (donde también es baja, pero hay esfuerzos de harmonización)[3], sino a la metodología y reporte de la evaluación de la materialidad, que si bien están íntimamente relacionados, uno precede al otro y son procesos separados. 

Y como una lección colateral el estudio propugna algo que debe ser muy obvio y sorprende que lo deba recordar, pero debe ser que su análisis reveló que no es suficientemente reconocido: “la evaluación de la materialidad es una herramienta útil para el establecimiento de prioridades, la determinación de la estrategia y la integración de la retroalimentación de los stakeholders”. Obvio, la determinación de la materialidad no se hace para poderla reportar, no es un fin, es un medio para establecer e implementar la estrategia y actividades de su responsabilidad ante la sociedad. 

Incluye un Apéndice con la definición de materialidad usada por 20 instituciones, de las cuales están 15 están directamente relacionadas con el reporte de información sobre sostenibilidad. Puede ayudar a entender porque estamos confundidos. 

III.           Report on Sustainability-related Issuer Disclosures 

Este es un informe preparado para IOSCO con el objeto de guiar su decisión sobre involucrarse en los estándares de reporte y la posible constitución de un Consejo para ello, el International Sustainability Standards Boards, ISSB, para la emisión de estos estándares, pero en el contexto de los intereses de las comisiones reguladoras de los mercados de capitales.  Serían la otra cara de la moneda de los estándares de contabilidad financiera del International Accounting Standards Board, IASB. De hecho, la propuesta es que ambos estén bajo la dirección de la International Financial Reporting Standards Foundation, IFRS, que es la que ya supervisa al IASB. 

La iniciativa surge en gran parte como consecuencia de la proliferación de estándares de información sobre sostenibilidad, con diferentes metodologías y población objetivo y para anticiparse al establecimiento de requerimientos de reporte a nivel nacional, que están en curso en algunas comisiones de valores, y que podrían afectar la comparabilidad de la información y afectar las inversiones y flujos de recursos financieros a nivel internacional.  Esperan poder uniformar criterios, con el foco exclusivamente en los inversionistas.  En este sentido sus objetivos son similares a los del SASB y a los estándares especializados en el tema del cambio climático y opuestos a los del GRI, como comentábamos en los dos estudios arriba. 

Con el reconocimiento de que los aspectos relacionados con el impacto social y ambiental afectan las finanzas de la empresa, es natural que las comisiones de valores se preocupen del tema ya que uno de sus principios fundamentales, la materialidad de la información, es que las empresa deben reportar todo lo que pueda afectar esas finanzas y apoyar las decisiones de los inversionistas (la definición de materialidad de la comisión de valores y mercados de EE. UU. es brutalmente simple: “Un asunto es material si hay una posibilidad substancial de que una persona razonable la considere importante”). 

Tradicionalmente, algunos de estos potenciales impactos se reportaban en la información suplementaria (notas al pie) a los estados financieros, en el informe anual. Esto ha estado evolucionando hacia los informes integrados (ya no son notas pie, sino parte integral del informe) y hacia informes especializados separados.  El objetivo de IOSCO es ir un paso más allá en esta tendencia y requerir información sobre el impacto en la empresa de los impactos en la sociedad y el medio ambiente.    

En función de la situación actual sobre los estándares de reporte de información sobre sostenibilidad el estudio de IOSCO establece que “…..hay una urgente necesidad de trabajar hacia la mejora de estos reportes en términos de completitud, consistencia, comparabilidad, confiabilidad y auditabilidad, incluyendo un mayor énfasis en medidas cuantitativas y la estandarización de la información narrativa.”.  Este es un resumen muy preciso y deseable de las características que debe tener esa información. La razón por la cual ello no se ha logrado hasta ahora es porque la información sobre los aspectos relacionados con la sostenibilidad no se presta a estas características como si lo hace la información expresada en términos monetarios.  

Adicionalmente en el caso de la sostenibilidad no hay consenso sobre cuales son los aspectos claves, dependen del contexto y de la industria, tienen stakeholders heterogéneos, con diferentes necesidades y hay conflictos entre algunos de los criterios, por ejemplo, entre la comparabilidad y la relevancia (para que sean comparables deben ser generalizables lo que les puede quitar especificidad y por ende relevancia).  Pero todo esto no quiere decir que no se debe intentar, lo que muestra es la dificultad de lograrlo, lo que requerirá simplificaciones, compromisos y mucho tiempo. 

En gran parte por estos problemas, el informe propone un proceso de construcción en bloques (building blocks), con el cual se vayan cubriendo los aspectos en alguna secuencia y no atacarlos todos simultáneamente, poco a poco, ir aprendiendo.  También propone trabajar en grupos multidisciplinarios con las instituciones ya involucradas en la preparación de estándares de reporte. 

Algunos de los hitos claves resumen el trabajo que se pretende completar: 1) a noviembre del 2021, establecimiento del ISSB; 2) a junio del 2020, completado el estándar para cambio climático (el más fácil, el que ya está más desarrollado por diferentes entidades y que más se presta a los objetivos de los estándares mencionados arriba y que puede servir de guía para los demás); y, 3) primer trimestre del 2022, consulta sobre las áreas prioritarias de expansión, más allá del cambio climático. 

IV.           The State of Play in Sustainability Assurance 

Este estudio repasa el estado del reporte y del aseguramiento (assurance) de los informes de sostenibilidad basado en análisis de una muestra de 1400 informes en 22 países, agrupados en tres regiones Américas (5 países incluyendo Argentina, Brasil y México), Europa y el Medio Oriente (9 países incluyendo España), y Asia Pacífico (8 países).  Es producido por la Federación Internacional de Contadores Públicos y por las organizaciones correspondientes en EE. UU., la American Institute of Certified Public Accountants, AICPA, y en el Reino Unido, la Chartered Institute of Management Accountants, CIMA (esta agrupa a los contadores internos a las empresas). 

Este informe es una compilación de estadísticas sobre los resultados del análisis, con múltiples calificaciones cruzadas, incluyendo esquemas de reporte utilizado (GRI, SASB, TCFD, etc.), por tipo de reporte, por país, por sector industrial, por tipo de aseguramiento y de asegurador.  No es posible hacerle justicia al estudio en este breve análisis ya que es una extensa colección de gráficos y tablas.  Destacaremos solamente algunos resultados que llaman la atención, recordando que se trata de una muestra y que puede no ser representativa, pero si ilustrativa. 

En cuanto a los esquemas de reporte el más usado, con mucha ventaja es del GRI (69%), seguido muy de lejos por el SASB (incluyen los ODS y el Pacto Mundial como si fueran esquemas de reporte, al mismo nivel que aquellos).  El SASB es mayormente usado en Canada y EE. UU., en tanto que en los de habla ibérica, es mayormente el GRI.  En cuanto al tipo de reporte hay una gran variedad, con el grueso denominado de sostenibilidad o semejante (57%), aunque hay algunos países en los que prevalece otra denominación, como el de informe integrado, solo en África del Sur, la utilización de ambos, integrado y de sostenibilidad en España, y totalmente como informe anual en Francia. 

En cuanto al aseguramiento, que es el objeto del informe, destacan que los 1269 reportes que incluyen información sobre sostenibilidad, el 51% contienen alguna aseguración (España por encima del promedio, Brasil y México en el promedio y Argentina muy por debajo).  En cuanto al tipo de empresa que hace la aseguración, el 58% son empresas de auditoría, el 5% son afiliadas a estas y el 37% son empresas consultoras.  Argentina y España usan casi totalmente de empresas de auditoría en tanto que en Brasil y México son cerca del 75%. El informe sugiere que las empresas de auditoría deberían tener mayor confiabilidad (sus auditores pertenecen al gremio que produce este estudio y el 88% de sus aseguraciones son en base a normas de la profesión: NIEA 3000 (Revisada) Encargos de aseguramiento distintos de la auditoría o de la revisión de información financiera histórica).  

Por nivel de aseguramiento, el 83% son en la categoría de “limitado” (expresado en términos negativos: “….basado en los procedimientos llevados a cabo no se ha llamado nuestra atención a nada que indique que las aseveraciones de la dirección sobre XYZ sean materialmente equivocadas…”) que en su casi totalidad pertenecen a las firmas de auditoria y sus socios.  Las empresas de consultoría sí emiten aseguramientos “moderados” y “razonables” (expresado en términos positivos: “…basado en los procedimientos llevados a cabo, en nuestra opinión, las aseveraciones de la dirección sobre XYZ están razonablemente expresadas…”), que son niveles superiores e indican revisión más detallada de la información y de los procesos.  

Este es un dato destacable en dos sentidos: 1) que las instituciones certificadas como tales emiten casi exclusivamente aseguraciones limitadas; y, 2) que la información sobre sostenibilidad se encuentra todavía en proceso no consolidado lo que hace muy difícil emitir aseguraciones más robustas, aparte de su mucho mayor costo. No es lo mismo auditar facturas y recibos, que emisiones de gases y contaminación del agua. La aseguración razonable debe considerarse como algo excepcional (o que es verdaderamente un nivel superior o que es dudosa). 

El informe contiene un apéndice donde se detallan los resultados para cada uno de los 22 países.

 

 

[1] Para una amplia discusión de los diferentes estándares vigentes y en estudio ver los el artículo en dos partes  ¿Cuántos esquemas/estándares de información sobre sostenibilidad se necesitan? Primera parte: ¿Cuántos hay? y Segunda parte: ¿Cuántos debe haber? 

[2] Ver un análisis más detallado de la posición de la Comisión Europea en la sección Ia. de la segunda parte del articulo en la nota 1. 

[3]  Ver los artículos en la nota al pie 1.

 

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