Restaurante Mornell en El Palmar
Restaurante Mornell
País:
España
Provincia:
Localidad:
Cód. Postal:
Tipo de cocina:

Añadir vino por copa

Precio desde:
22,00 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Cierra:
por las noches y lunes todo el día. Abre noches de sábado en julio y agosto. disponemos de terraza junto al embarcadero
Nota de cata PRECIO MEDIO:
34 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
7.3
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
6.2
Comida COMIDA
8.0
Precio medio entorno ENTORNO
7.3
RCP CALIDAD-PRECIO
7.4
Flan de queso
Torrija con helado de horchata
Paella de colitas de rape
Sepia a la plancha de Cullera
Pescadilla frita
Pan, tomate y allioli
Croquetas de bogavante y chipirones
Paella de pollo, pato y conejo
Mesa para dos junto al Mornell
Panorámica de la Terraza
paella de pollo ,conejo y pato
Paella de bogavant
arroz de rotjos melos
Deslunado interior
Interior
Fachada principal
Opiniones de Mornell
OPINIONES
46

Cuando pienso en comer un arroz en la zona de El Palmar pienso en El Mornell. Pienso en El Mornell porque la RCP es excelente, porque el trato es inmejorable por parte de todo el equipo, sobre todo gracias a José, alma mater del negocio, que tanto lo encuentras en sala como se pone a hacer arroces cuando el restaurante está lleno.

Cocina de mercado marinera donde se prima el respeto por el producto, con especial atención a la pesca local, pescado y marisco frescos, lo que hace que cada vez que vayas haya algún plato fuera de carta. En nuestro caso, nos encontramos con unas colitas de rape recién traídas que cayeron en un arroz, y una pescadilla frita espectacular.

Mientras esperas a que vayan sacando los primeros platos debes pedir el pan, con all-i-oli y tomate. Las croquetas son muy recomendables, esta vez las pedimos de bogavante y chipirón, a destacar el sabor de las de bogavante y la originalidad de las de chipirón en su tinta. Otro de los platos que nos recomendó el propio José fue la sepia a la plancha, sepia fresca de Cullera recién traída, ¿qué más se le puede pedir? Esto lo completamos con la paella de colitas de rape, perfecto de punto el arroz y las pequeñas colas de rape sencillamente espectaculares.

Como no soy muy de dulces apenas probé los postres, una torrija de pan de especias con helado de horchata y un flan de queso con frutas confitadas, correctos ambos.

Carta de vinos bien seleccionada, con referencias muy interesantes y con precios comedidos. Esta vez apostamos por un Fefiñanes, albariño que casó con este tipo de cocina a la perfección. Copas correctas y servicio del vino atento, sin demasiadas ceremonias (tampoco las necesito) pero sin resentirse a pesar de la gran cantidad de mesas que había servir.

El Mornell tiene un comedor principal, entrando por la puerta que da a la travesía del pueblo de El Palmar, pero si vas por la puerta trasera encuentras otro pequeño comedor, ampliación que tuvieron que hacer por exigencia de demanda de nuevos comensales que quedaban encantados con el restaurante, y una pequeña terraza que da al canal. Aunque el comedor principal sigue siendo mi preferido, esta vez comimos en el más pequeño, que por otro lado es más tranquilo. Es cómodo, con vistas al exterior por donde entra luz natural y la distribución de mesas es adecuada.

Volveremos, porque a veces es tan difícil comer un buen arroz en Valencia que cuando encuentras un valor seguro es mejor no arriesgar.

Por el día de la madre lleve a mi suegra a comer al Mornell. Siempre es un gusto volver, lo bien que te tratan, lo correcto del local en comparación con los locales de “cabezas de gamba en el suelo” y el precio como siempre ajustado. 6 personas, entrantes de calamares, sepia, tellinas, tomate con ventresca, fideua y 4 postres, cervecita para empezar y un Juan Gil blanco. A pesar de que el día de la madre debe ser el día de mayor afluencia en el Palmar el servicio no fue especialmente lento. Habré ido media docena de veces, con amigos, con familia (aprovechando que aceptan cheques gourmet), he recomendado y nunca nadie me ha dicho nada malo de él, al contrario siempre satisfactoria experiencia. Lo recomiendo. Por cierto, a mi madre también la he llevado en otras ocasiones.

Entré cual anguila, pero pude salir para contarlo a diferencia de ellas, y para tener claro que seguramente volveré a esa red. Lo tenía en mente desde hacía tiempo.

Encuentro este restaurante diferente al resto de El Palmar, con una apuesta mayor. El interior ya lo deja claro, mayor modernidad y estilo. Como si se hubiera montado en la capi con la base de allí.

Aceptable la carta de vinos, buena vajilla, copas normales pero de diseño favorecedor y versátil...

Siendo imposible corrobarlo del todo, pues ya dije una vez que hay tantos como viviendas, creo haber estado en uno de los mejores, si no el mejor.

Los entrantes se repiten cuando vamos la familia pura y dura, ya tendré ocasión de atacar a su titaina, boquerones vinagre en tempura, etc.

Leí que las bravas las hacían buenas y así fue. Generosa ración pimentonada y con allioli auténtico. Perfecta cocción y fritura.

No recuerdo haberlo pedido, pero se recibió con los brazos abiertos su pan de pueblo rebanado y tostado con el tomate natural rallado y el allioli al que hacía referencia en las bravas. Ché, como el que te puedas hacer tu a mano con el mortero en un día de suerte.

Al final acabaremos haciendo un master de puntillas, y éstas estaban fresquísimas, muy tiernas, sin que el rebozado tapara su sabor. Puede que su ideal tamaño también influyera.

El principal fue el arroz, claro está. Iba a decir que elegido entre la extensa carta, pero es que hicimos efectiva la propuesta de un meloso de colitas de rape y verduras que no se encontraba en ella. Abundancia de rape, acompañado de gambas peladas de buen calibre y trocitos de chipirón. La verdura era zanahoria y calabacín en pequeños trozos. Grano en su punto de cocción, también el pescado, suavidad y sabor a la par. Ración justa pero saciante en el caso de haber sido cuatro adultos.
Señalar que todas las paellas y calderos que sacan van certificados con una etiqueta de autenticidad en la que dice que el arroz es de la variedad Jsendra cosechado en La Albufera.

Se bebió una cerveza por mi parte nada más entrar, una botella grande de agua Solán de Cabras, un par de Cocacolas y una botella del moscatel más seco que me he tirado a la cara. Un Juan Gil 2013 de grano menudo que maridó con el arroz tal y como se le exige a esta variedad. Nos gustó.

Unas bolas de helado iluminaron las caras de los nanos, y la mía la hizo el café Mornell. Se trata de un carajillo de ron al que imagino que se le ha quemado el alcohol, de ahí su suavidad, con corteza de limón, canela en rama y azúcar.

Trabajan buena materia prima, dan buen servicio y la atmósfera es fresca. Recomendable.

Fuimos un domingo de principios de noviembre, un día de esos que tenemos la suerte de disfrutar en Valencia de alta temperatura a pesar de estar en otoño Aprovechando el bonito día que hacía queríamos pasar el día en el Palmar e inmediatamente pensamos en este restaurante de aire moderno y vanguardista.

Destacar que aunque el restaurante está dentro del pueblo, y es difícil aparcar por los vados (como en la mayoría de pueblos españoles) a unos pocos metros hay un gran parking de tierra donde se puede aparcar y acercarte dando un pequeño paseo al restaurante.
Este restaurante combina una parte “tradicional” en base a su localización y el tipo de comida que sirve con un aire moderno y vanguardista que se aprecia en toda la decoración del local. Nos ofrecieron mesa en la terraza o en uno de los comedores, pero como la terraza estaba llena optamos por comer dentro. El comedor en el que nos sentaron no es muy grande, pero las mesas están lo suficientemente separadas para tener intimidad, además tiene en el centro un tragaluz de cristal que representa pienso, el espíritu que quiere transmitir el restaurante pues tiene un aire moderno con gravilla blanca en el suelo y en el centro un árbol del que cuelga una red de pescador (mornell), el elemento tradicional y el utensilio de trabajo en un pueblo de pescadores.
Asimismo las paredes son oscuras y están decoradas con fotos antiguas del pueblo, pescadores cuya única nota de color es el naranja que da un pequeño toque sofisticado a cada una de ellas, en combinación con las luces que crean ambiente.
Nos sentaron en una mesa que estaba en el pasillo pero justo al lado del tragaluz, lo que para mi fue una ubicación muy acertada.

De entrante nos sacaron pan tostado con tomate y ajo aceite casero, buenísimo.

Para picar pedimos:

-Una fritura salmonetes y pescadillas de Cullera. Nos lo había recomendado el propietario y la verdad que resultó ser un acierto. Se notaba que el producto era fresco y de calidad, además de ser una ración agradecida.
-Dos raciones de foei, ya que son individuales.
-Dos sardinas ahumadas, con muchísimo sabor y mucha carne y muy bien presentadas

Para beber llevamos nosotros un champagne de casa, por lo que sólo consumimos un par de cervezas con los entrantes.

De plato principal habíamos encargado un arroz de rojos y carabineros. Nos sacaron el arroz en el caldero; bullendo, recién hecho, como recién salido de la cocina de tu abuela. Nos lo servimos nosotros mismos y pudimos repetir cada uno, dejándonos completamente saciados. El arroz tenía muchísimo sabor, fue una decisión muy acertada.

Obviamente tras semejante comida, ya no podíamos con el postre por lo que únicamente tomamos un par de cafés durante la sobremesa que alargamos a casi una hora, estábamos a gusto ya que el local es muy confortable y ni siquiera nos dimos cuenta que ya no quedaban mesas.

Un sitio muy recomendable para pasar un día en un enclave “tan valenciano” como la albufera, disfrutando de buen producto, magníficos platos y muy buen servicio.

El precio no lo puntúo ya que fui invitada

Dentro de la gran calidad de restaurantes que hay en el Palmar, he de decir que el mornell fue una grata sorpresa la primera vez que fui. Ya me habían avisado de su calidad y sobre todo de tener unos precios muy interesantes.

Así que después de mi visita solo decir que es cierto. Si algún día pretendo comer una buena paella y no gastarme demasiado me acerco al mornell.

Además cuando tengo visitas es necesario pasar por el Palmar y quedar bien. Prefiero no arriesgar con sitios nuevos y me paso por el mornell a enseñarle a los forasteros lo sabrosas que son las paellas valencianas.

Además siempre pedimos una ensalada por delante que suele estar muy rica.

La sala es reducida y tiene un patio central que aporta luz y unas vistas discretas.

Recomendable a todo el mundo.

Nuevo comedor de este restaurante que además añade nueva terraza, cómodo y funcional, accedimos a través de la cocina, lo cual a la vista de la misma resulto grato, evidentemente también se puede acceder directamente.
En cuanto a la comida, dos entrantes: en este caso la ensalada de viera y gambas; ligera, fresca y Boquerones en vinagre en tempura, original presentación de este tradicional plato con una salsa de tomate, muy ricos, de fácil comer, adictivos diría. Finalmente un arroz meloso de rochos y carabineros, estupendo punto y mejor sabor, un placer. De postre sorbetes para desengrasar que cumplieron su cometido sobradamente.
La carta de vinos es más que suficiente para la oferta, tomamos un Allegro de Gramona, un buen cava muy fresco que aguantó bien la comida. Invitación a vino dulce y buen café. También señalar el pan con allioli y tomate.
El servicio en todo momento muy agradable, profesional pero cercano y lleno de detalles y atención.
En resumen, una buena comida, satisfactoria y muy grata.

TRIBUTO AL YAYO CISCO

Venía el Yayo Cisco a vernos a Valencia desde Barcelona, a disfrutar de sus nietos, a pasar unos días tranquilo, cuidado y mimado.

Habíamos reservado previamente tanto la mesa como el tipo de arroz elegido por el Yayo Cisco: Paella de Pollo, Conejo y Pato y llegamos poco antes de las dos al Palmar.

Antes de cruzar la acera a la manzana donde se ubica el Mornell nos intercepta Jose quien tras saludarnos cordialmente y al ver que nuestra intención era sentarnos en las dos o tres mesas que hay delante de la puerta para tomar el aperitivo, nos insta a que le sigamos a la parte trasera, donde descubrimos una alegre y luminosa terraza, protegida por grandes sombrillas de color rojo y blanco.

Martini para Javi y para mí. Cerveza para Cisco y los niños agua y refrescos.

Detalle:
Con las bebidas nos sirven unos platillos de olivas artesanas. Los niños se las quedan mirando con un punto de decepción. No han pasado ni cinco minutos cuando Jose aparece con una pequeña bolsa de patatas fritas, diciendo:

- A los niños, lo que realmente les gusta es esto...

No habíamos pedido esas patatas, no nos fueron facturadas. Huelga decir que los niños se abalanzaron sobre ellas cuales aves de rapiña sobre animales muertos...

José nos informa que lo tiene todo preparado para echar el arroz cuando se lo digamos y de paso comentamos anécdotas de los aconteceres en la sección de restaurantes de Verema.

Con justificada indignación nos trae un tomate de la cocina: un hermoso tomate aunque él no hiciera más que decir que era feo por los picotazos que presentaba:

- ¿A vosotros os parece que éste es un tomate de cámara? Este tomate lo ha plantado, cultivado y recolectado mi suegro que ahora está jubilado y se puede dedicar a estas cosas.

La indignación venía servida por un comentario vertido en Verema en el que se subrayaba lo insípido de sus tomates.

La estructura física del restaurante se compone pues de comedor principal, cocina, segundo comedor y terraza, lo que significa que para no dar la vuelta alrededor del edificio para acceder a nuestra mesa, atravesaríamos, esta prolongación y la cocina.

No hay cosa que me aporte más seguridad al visitar un restaurante que el que la cocina esté a la vista. Ésta no sólo lo estaba sino que ¡la tenías que atravesar!

El comedor principal, rectangular, sobrio y austero, con sus mesas vestidas a capas de blanco y negro, rotas por el naranja de las servilletas que empareja con el de la luz superior de los focos sobre ellas. Rodean la cristalera que protege el minúsculo patio de cuyo blanco techo cuelga su ya famoso Mornell: cesta de red dentro de red con estructura circular a modo de extraña torre que se ha utilizado durante más de dos siglos para pescar la anguila en La Albufera.

MENÚ PARA LOS NIÑOS:
Croquetas Caseras de Bacalao y Fritura de Calamares:
Robamos alguna pieza a los niños y pudimos paladear la ternura de ambas preparaciones, destacando la buena textura del calamar, sin que el rebozado resultara cargante ni hubiera exceso de grasa.

BEBIDAS:
. Agua para los niños
. Vino El Sequé 2009:
Este gran alicantino no nos defraudó.

ENTRANTES:
. Ensalada de Tomate con Ventresca: Sólo unos tomates como éstos podrían hacer frente a la contundencia de la excelente ventresca y no amilanarse ante la densa capa de excelente aceite de oliva virgen extra que los bañaba
. Boquerones en Vinagre en Tempura: Si bien la tempura me resulto algo gruesa y tosca, el escabeche de los boquerones era absolutamente genial, fuerte y potente, sin medias tintas. A su lado, un pequeño cuenco con dulce mermelada de tomate, también elaborada con esos tomates de "cámara" ;-) El contraste y la armonía de ambos sabores se logra al plenamente.
. Clóchinas al Vapor: Tiernas y jugosas, llenas de sabor a mar: un espectáculo.

ACOMPAÑAMIENTOS:
. Rebanadas de Pan con un exquisito - y Puré de Tomate y Aceite de Oliva Extra Virgen: El Ali-oli nada pesado, no nos acompañó el resto de la tarde. El puré, laborado con esos mismos carnosos y sabrosos tomates de huerto ¿Cómo algo tan simple puede ser tan absolutamente delicioso?

PLATO PRINCIPAL:
.Paella de Pollo, Conejo y Pato: El punto del arroz perfecto, tierno pero no pasado, con ese mínimo remanente de almidón en el grano, grano que ha absorbido todo el sabor del monte, la granja y la huerta, ligeramente quemado al centro de la paella: el sabrosísimo “socarrat”. El mejor arroz en paella que he probado hasta la fecha.

POSTRES Y CAFÉS:
. Torrija de Horchata con Helado: Me la esperaba algo más tierna...
. Tarta de tres Chocolates: La cara de Javi dice que está muy rica ;-)
. Café Mornell: Receta tradicional recuperada, elaborada a base de café y ron, con canela por encima. Gusta y sorprende.

EPÍLOGO: Invitación de la casa

. Vi de Gel de Enguera
. Mistela Tinta Garnacha Tintora Xaló
. Mistela Blanca Moscatel Turís
. Estrella 10

Aunque me es difícil elegir entre ellos, creo que mis preferencias se inclinan con un poquito de más fuerza hacia el Vi de Gel.

Nos despedimos muy cordialmente de Jose y de su mano derecha en la sala de la que lamentablemente no tengo nombre. Prometemos una nueva visita para septiembre, cuando vuelva el Yayo Cisco, y así le pedimos la fideuá que a él tanto le gusta.

No será posible, ya no.

Prometo que la próxima fideuá que tome, salga de mis manos o me sea servida por otras, será mi siguiente tributo al Yayo Cisco.

PD: Más fotos y más profundidad en la historia en:
https://www.verema.com/blog/puck/990793-restaurante-mornell-valencia-tributo-yayo-cisco

PD2: El precio ha sido calculado dividiendo el total de la factura por cinco, teniendo en cuenta que había tres adultos y cuatro niños. He calculado dos niños por comensal.

  • Paella de pollo, pato y conejo

    Paella de pollo, pato y conejo

  • Mesa para dos junto al Mornell

    Mesa para dos junto al Mornell

  • Panorámica de la Terraza

    Panorámica de la Terraza

entradas: Clochinas pasadas de cocción
Tellinas muy hechas con tierra y enanas
Tomate del perello , si realmente era de esa zona no tenia sabor e iba acompañado de ventresca o atún, a nuestra juicio y por la cata de mala calidad.
Chipirones , parecia que llevaran tierra en el mordiente , posiblemente la sarten donde los habian cocinado desprende particulas procedentes del recipiente.

Arroz señoret: el arroz no tenia color , ni sabor ,secado al horno? , gambas sin sabor, no se aprecia ningún otro pescado. Precio ración muy alto , por la pesima calidad del plato.
Postres: calidad aceptable, comestibles.
Café: mejores incluso en las areas de servicio.


Grata sorpresa en este restaurante de El Palmar. Viernes mediodia comida con un amigo que me aconsejo. De entrantes un pan de la casa con all i oli muy rico, unos boquerones con tempura que estaban deliciosos y un foie de pato que para mi gusto le falto unas tostas calentitas que acompañaran. De plato principal espardenyá que no la habia probado nunca y me resulto mas que interesante, mezcla de paella sin arroz y con anguilas patatitas y un par de huevos dejados caer. Un albariño Fefiñanes que acompaño a la perfeccion y de postres una tarta de queso y una torrija de horxata que le doy un 10. Cafe mornell con canela y coñac quemado que tampoco es muy usual encontar.
Buena compañia, buena conversacion, buena comida.

Sí, era domingo; el Palmar en esas fechas está imposible.
Comida para siete adultos y dos niñas.
Comimos en la terraza; el allioli,las clóchinas y la ensalada, muy buenas: el allipebre para olvidar, -soy de Catarroja-, en cambio las patatas bravas son las mejores que jamás he probado.
A lo que vamos; la paella de nécoras, -a diferencia de anteriores ocasiones-, insípida, en cambio la de bogavante excelente; decente el suquet de rape y muy bueno el solomillo de ternera.
Para beber cervezas, fanta para las niñas, agua y un excelente cava Chozas del Carrascal Brut Nature a muy buen precio.
Lo que sorprendió es que pese a haber pedido los arroces con la reserva, nos lo sacaran casi media hora despues de los entrantes:
o falla la cocina, o los camareros, -por insuficiencia de número-.
Postres muy buenos, destacando una excelente torrija de horchata.
Dos cafés Mornell, carajilo, y limoncellos -estos por cortesía de la casa-.
Sigue siendo uno de los máximos exponenetes en el Palmar, pero se debe tener en cuenta que el ritmo de cocina es fundamental para el comensal; ahí falla, aunque me imagino que si vamos un miércoles esto no pasaría.
Detalle feo que no cambiaran los cubiertos para los platos principales.
En todo caso, -y como es la primera vez que tardan tanto en servirnos los principales-, por la calidad de algunos de sus platos, y por su excelente rcp, se merecen buena nota.
Volveremos.

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