Cuando uno entra a valorar un vino como éste, procedente de buena cuna, y que cada vez más se está convirtiendo (si acaso no lo sea tal vez, ya), necesita ponerse serio. Prepararse al placer de llevarse algo a la boca, si no espléndido, digno de ser contemplado; valorado y disfrutado con la mayor de las calmas...aunque no siempre se consiga.
Con mucho tiempo transcurrido desde aquellos primeros Aaltos, abrimos una de las primeras añadas de este gran tinto de Mariano García.
Decantado casi una hora antes de su degustación. Creo que en este caso (no sé otros PS más jóvenes) resulta suficiente, pues el vino respira bien y nos permite una buena evolución desde la primera hasta la última copa.
Eso sí, no todo fué "pompa y boato": un servidor, en un alarde de buena torpeza, se cargó por completo medio tapón al intentar descorcharlo. He de decir que el corcho no mostraba síntomas de mal estado, apreciablemente.

Visualmente se presenta con un picota oscuro y con un buen brillo que no demuestran evolución ni resultan "fatigados" en el color. Luce una capa media-alta, tirando a alta.
La nariz demuestra intensidad, aunque no potencia, propiamente dicha. De todas formas, lo mejor es la expresividad que luce, su complejidad madura ya; serena. "Contemplación olfativa", la llamaría yo.
Tras "limpiar el vino" de sedimentos y demás partículas de corcho, se aprecian de primeras, las notas de tierra mojada, bosque húmedo. Hojarasca, matorral.
Después comienza a deleitarnos con fruta bien madura (frutillo negro y ciruelas), algo de compota...Tras las primeras copas y al tiempo, surgen las finas vainillas, chocolate dulce y cacao, venidos a menos. Poco protagonismo, eso sí, el de los tostados a estas alturas de la vida del vino.
Todo esto nos lleva a un PS en boca, y con todo el tiempo transcurrido de vida en la botella, a un tinto completamente domado, educado. Delicadamente cremoso; decididamente suave y dulce (buena cantidad de fruta, de nuevo). Un tanino completamente fundido en su sitio. La acidez, además debo de comentar que me resulta por lo menos en estos 70 cl. de buen Aalto, ya crítica; con lo cual a este vino se le presume el final de su buena vida y que ahora está nada más que para ser bebido sin contemplaciones. Conserva una buena longitud, entre chocolateada y de fruta negra en el paladar, con un final que desembocará en un postgusto de idénticos matices y buen persistencia.
Desde luego que debió tener mejores momentos este vino; pero no deja de ser un Aalto.
En todo caso, debo de agradecer al amigo Sergio, el que este gran vino del Sr. García, viajara desde esa Cantabria tan infinita, para llegar hasta estos lares... y a mi copa.

Gracias.

Dos años después esta botella esta bastante mejor que la de aquella época.
En nariz aún tiene mucha fruta con mayúsculas, aunque empiezan a dominar los tostados (chocolate y cacao), también ahumados, torrefactos, vainilla, canela, minerales negros, etc. etc.
En boca es donde se ha redondeado más aún y ahora tiene paso de boca de terciopelo puro, sigue con una estructura envidiable y con un retronasal fuera de serie, el final es muy largo y con mucha persistencia.
QUE GRANDE ES ESTE VINO ACTUALMENTE, que lástima que sea la última o la penúltima botella.

No se ha movido desde la última botella hace un año, ni mejor ni peor, se le ve bien conjuntado, la fruta sigue siendo de extraordinaria calidad y la madera muy discreta, torrefactos, café y chocolate, muy cálido.
Boca pulida, cuerpo de infarto, enorme expresividad, ahora sí se puede comer bien con él, sin peligro.

Sin cambios destacables en su aspecto. La nariz es intensa, densa y concentrada pero no exenta de elegancia, la presencia de la fruta se ha refinado, resultando menos madura y su acompañamiento de toques especiados (pimienta negra) y la ligera mineralidad hacen un conjunto muy atractivo. En boca también ha ganado en presencia, aunque el tanino sigue marcado, sigue siendo dulce y carnoso, es un vino amplio y sabroso, con una excelente acidez, que lo vertebra y con una trama sedosa, compacta y seductora.

Picota oscuro de capa muy alta, borde morado.
Aroma muy potente, fruta negra, cerezas, madera, regaliz, tierra y piedras mojadas, geranios, café.
Cuerpo altísimo ( valga la redundancia) de gran potencia. A pesar de ello no hay desequilibrios, pasa suave y agradable. Gran concentración de sabores, fruta con mucha madera, mucho talco. Muy Largo. Espléndido momento. Desde luego es difícil comer con éste vino, pero también se puede tomar solo.

Rojo picota de ribetes ligeramente atejados y capa alta.
En nariz se muestra intenso, potente y con una cierta complejidad. Notas iniciales de reducción que hacen necesaria aireación previa. Al disiparse se advierten registros de fruta negra licorosa, tonos torrefactos, chocolate, recuerdos de monte bajo, hierbas aromáticas, ligeros balsámicos, algún atisbo mineral y un cierto de regalices. Elegante y bien integrado.
En boca es un vino potente, de ataque poderoso, correcta acidez y un paso firme y contundente. Es amplio y sabroso con un final largo que deja recuerdos frutales y torrefactos. Final algo secante y astringente, pero con una integración y elegancia que no percibo en otras añadas. Le va sentando bien el tiempo en botella, aunque no será un vino mucho más longevo.
Ahora mismo, este 2000 es el Aalto PS que más me gusta pues ofrece una elegancia e integración mucho mayor que los otros. Está en su madurez y seguirá así durante unos pocos años más. Dentro de su estilo, que no es el que más me gusta, es un vino con buen equilibrio y cierta redondez. Muy bueno.

Picota violáceo cubierto con ribete morado. La nariz es intensa, elegante, con excelente definición, la fruta negra aparece muy madura, los tostados bastante marcados enmarcan notas especiadas y aparece incluso una suave mineralidad. En boca tiene buen ataque, taninos firmes, dulces y carnosos, amplio y sabroso, con buen acidez y notable recorrido. Trama sedosa, compacta y seductora.

Dos años después y dos botellas más, sigue opinando que es un gran vino, en nariz ahora sobresalen más las especias y los aromas terciarios, también los buenos tostados y las frutas que siguen muy presentes.
En boca sigue siendo una maravilla, muy bien estructurado y equilibrado, recuerdos de tostados, ahumados, torefactos, especias, etc., está más elegante y equilibrado que hace 2 años, aunque ha perdido parte de ese "punch" que tenía.
Gran vino.

Cereza oscuro con ribetes amoratados brillantes.
En nariz hay una buena intensidad En el fondo hay cacao, minerales-grafito-, cedros y almizcle.
Poderoso, concentrado y elegante al tiempo en boca, un lujo con un paso en boca interminable

Picota de capa alta casi sin ribete.

Aroma extraordinario, hondo, complejo, profundo, café y chocolate con fruta roja y negra, algo de buena ebanistería, especies, kirsh, un lujo.

Boca con mucho cuerpo y estructura, paso de boca suave, voluminoso, ancho, extrema expresión a fruta, especies, notas licorosas. Largo sin exagerar, deja un agradable postgusto y la sensación de haber estado con un gran vino.