Nosotros, los ciudadanos de la Unión Europea, así como los bielorrusos residentes en muchos países del mundo, queremos expresar nuestra preocupación extrema por la reciente puesta en marcha de la Central Eléctrica Nuclear en la región bielorrusa de Astravets (en lo sucesivo CENO, Central Eléctrica Nuclear de Astravets), que tuvo lugar el pasado 7 de noviembre de 2020. Consideramos que la explotación de dicha CENO, ubicada en las proximidades de la frontera con la Unión Europea, representa una seria amenaza ecológica a todo el Continente Euroasiático, motivo por el que 𝐥𝐞𝐬 𝐫𝐨𝐠𝐚𝐦𝐨𝐬 𝐥𝐥𝐞𝐯𝐚𝐫 𝐚 𝐜𝐚𝐛𝐨 𝐭𝐨𝐝𝐚𝐬 𝐥𝐚𝐬 𝐦𝐞𝐝𝐢𝐝𝐚𝐬 𝐪𝐮𝐞 𝐞𝐬𝐭é𝐧 𝐚 𝐬𝐮 𝐚𝐥𝐜𝐚𝐧𝐜𝐞 𝐩𝐚𝐫𝐚 𝐩𝐫𝐨𝐭𝐞𝐠𝐞𝐫𝐧𝐨𝐬 𝐝𝐞 𝐮𝐧𝐚 𝐜𝐚𝐭á𝐬𝐭𝐫𝐨𝐟𝐞 𝐞𝐧 𝐩𝐨𝐭𝐞𝐧𝐜𝐢𝐚.
Nosotros tememos por nuestra seguridad y por la seguridad de las generaciones venideras. No queremos que nuestras vidas y el bienestar dependan íntegramente de las ambiciones de un dictador sangriento, responsable de represión, torturas y terror hacia un pueblo inocente. No queremos vivir atemorizados, temiendo constantemente la repetición de la tragedia de Chernóbil.
Les pedimos encarecidamente que apoyen Ustedes la iniciativa de la República de Lituania para tomar sin dilación todas las medidas necesarias para la 𝐩𝐫𝐨𝐡𝐢𝐛𝐢𝐜𝐢ó𝐧 𝐚𝐛𝐬𝐨𝐥𝐮𝐭𝐚 𝐞𝐧 𝐞𝐥 𝐭𝐞𝐫𝐫𝐢𝐭𝐨𝐫𝐢𝐨 𝐝𝐞 𝐥𝐚 𝐔𝐧𝐢ó𝐧 𝐄𝐮𝐫𝐨𝐩𝐞𝐚:
- 𝐝𝐞 𝐥𝐚 𝐢𝐦𝐩𝐨𝐫𝐭𝐚𝐜𝐢ó𝐧 𝐝𝐞 𝐥𝐚 𝐞𝐧𝐞𝐫𝐠í𝐚 𝐞𝐥é𝐜𝐭𝐫𝐢𝐜𝐚 𝐩𝐫𝐨𝐝𝐮𝐜𝐢𝐝𝐚 𝐞𝐧 𝐥𝐚 𝐑𝐞𝐩ú𝐛𝐥𝐢𝐜𝐚 𝐝𝐞 𝐁𝐢𝐞𝐥𝐨𝐫𝐫𝐮𝐬𝐢𝐚;
- 𝐝𝐞 𝐥𝐚 𝐢𝐦𝐩𝐨𝐫𝐭𝐚𝐜𝐢ó𝐧 𝐝𝐞 𝐥𝐚 𝐞𝐧𝐞𝐫𝐠í𝐚 𝐞𝐥é𝐜𝐭𝐫𝐢𝐜𝐚 𝐩𝐫𝐨𝐝𝐮𝐜𝐢𝐝𝐚 𝐞𝐧 𝐥𝐚 𝐑𝐞𝐩ú𝐛𝐥𝐢𝐜𝐚 𝐝𝐞 𝐁𝐢𝐞𝐥𝐨𝐫𝐫𝐮𝐬𝐢𝐚 𝐝𝐞𝐬𝐝𝐞 𝐞𝐥 𝐭𝐞𝐫𝐫𝐢𝐭𝐨𝐫𝐢𝐨 𝐝𝐞 𝐭𝐞𝐫𝐜𝐞𝐫𝐨𝐬 𝐩𝐚í𝐬𝐞𝐬;
- 𝐝𝐞𝐥 𝐭𝐫á𝐧𝐬𝐢𝐭𝐨 𝐝𝐞 𝐥𝐚 𝐞𝐧𝐞𝐫𝐠í𝐚 𝐞𝐥é𝐜𝐭𝐫𝐢𝐜𝐚 𝐩𝐫𝐨𝐝𝐮𝐜𝐢𝐝𝐚 𝐞𝐧 𝐥𝐚 𝐑𝐞𝐩ú𝐛𝐥𝐢𝐜𝐚 𝐝𝐞 𝐁𝐢𝐞𝐥𝐨𝐫𝐫𝐮𝐬𝐢𝐚;
𝐃𝐞𝐥 𝐦𝐢𝐬𝐦𝐨 𝐦𝐨𝐝𝐨, 𝐥𝐞𝐬 𝐫𝐨𝐠𝐚𝐦𝐨𝐬 𝐥𝐚 𝐢𝐦𝐩𝐨𝐬𝐢𝐜𝐢ó𝐧 𝐝𝐞 𝐬𝐚𝐧𝐜𝐢𝐨𝐧𝐞𝐬 𝐞𝐧 𝐜𝐨𝐧𝐭𝐫𝐚 𝐝𝐞 𝐥𝐚𝐬 𝐜𝐨𝐦𝐩𝐚ñí𝐚𝐬 𝐪𝐮𝐞 𝐫𝐞𝐚𝐥𝐢𝐜𝐞𝐧 𝐬𝐮𝐦𝐢𝐧𝐢𝐬𝐭𝐫𝐨𝐬 𝐝𝐞 𝐞𝐪𝐮𝐢𝐩𝐨𝐬 𝐩𝐚𝐫𝐚 𝐥𝐚 𝐂𝐄𝐍𝐎.
¿𝐏𝐨𝐫 𝐪𝐮é 𝐥𝐚 𝐂𝐞𝐧𝐭𝐫𝐚𝐥 𝐄𝐥é𝐜𝐭𝐫𝐢𝐜𝐚 𝐍𝐮𝐜𝐥𝐞𝐚𝐫 𝐝𝐞 𝐀𝐬𝐭𝐫𝐚𝐯𝐞𝐭𝐬 𝐞𝐬 𝐩𝐞𝐥𝐢𝐠𝐫𝐨𝐬𝐚?
Hace más de 10 años, basándose en las ambiciones personales y políticas de Aleksander Lukashenko, el gobierno de Bielorrusia tomó la decisión unilateral sobre la construcción de la CENO, así como sobre la elección de su emplazamiento y del contratista; para ello no se llevó a cabo ningún debate público, no se tuvo en cuenta la opinión de los bielorrusos, ni de los ciudadanos de los países vecinos. De esta forma, 𝐬𝐞 𝐧𝐨𝐬 𝐡𝐚 𝐩𝐫𝐢𝐯𝐚𝐝𝐨 𝐝𝐞𝐥 𝐝𝐞𝐫𝐞𝐜𝐡𝐨 𝐝𝐞 𝐬𝐞𝐫 𝐢𝐧𝐟𝐨𝐫𝐦𝐚𝐝𝐨𝐬 𝐲 𝐝𝐞 𝐨𝐩𝐢𝐧𝐚𝐫 𝐬𝐨𝐛𝐫𝐞 𝐥𝐚 𝐜𝐨𝐧𝐬𝐭𝐫𝐮𝐜𝐜𝐢ó𝐧 𝐝𝐞 𝐮𝐧𝐚 𝐩𝐥𝐚𝐧𝐭𝐚 𝐩𝐨𝐭𝐞𝐧𝐜𝐢𝐚𝐥𝐦𝐞𝐧𝐭𝐞 𝐩𝐞𝐥𝐢𝐠𝐫𝐨𝐬𝐚 𝐩𝐚𝐫𝐚 𝐥𝐚 𝐯𝐢𝐝𝐚 𝐲 𝐩𝐚𝐫𝐚 𝐥𝐚 𝐬𝐚𝐥𝐮𝐝 𝐩ú𝐛𝐥𝐢𝐜𝐚. No consideramos suficientes las afirmaciones del gobierno de Bielorrusia sobre el hecho de que la CENO está proyectada y construida según los estándares más modernos, que ha cumplido con todos los controles y criterios de seguridad, incluyendo las recomendaciones del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA). No podemos confiar en tales declaraciones, teniendo en cuenta que nuestra opinión nunca se había tomado en cuenta.
Las dudas más sustanciales están relacionadas con el proceso constructivo de la Central. Tenemos constancia sobre numerosos incidentes y averías que tuvieron lugar tanto durante el proceso de construcción, como durante el montaje de sus instalaciones: derrumbe de estructuras de construcción, incendios, daños en el cuerpo del reactor. El mayor peligro representa el hecho de que todos estos incidentes se intentaron silenciar meticulosamente por el gobierno. Es de dominio público el episodio sobre la caída de la estructura del reactor desde una altura de 4 metros que, a pesar de todo, se había filtrado a la prensa lituana. Como resultado del revuelo ocasionado y debido a la presión mediática, se procedió a la sustitución de dicha estructura por una nueva que, a su vez, volvió a dañarse por un golpe contra una torre eléctrica y tuvo que montarse en el propio emplazamiento de la CENO. Suponemos que tan sólo tenemos el conocimiento de una pequeña parte de averías que, en vista de su magnitud, no se pudieron ocultar. Sin embargo, tarde o temprano las consecuencias de las irregularidades ocultadas se reflejarán en fallos de funcionamiento de la Central.
Bielorrusia posee un sistema político autoritario y practica el método de gobierno directivo. Todas las decisiones, incluyendo las técnicas, se toman exclusivamente desde las ambiciones personales y políticas de la persona que ostenta el poder, desde el temor ante la dirección, desde el deseo de cumplir una orden cueste lo que cueste por muy absurda que sea y no desde la viabilidad técnica, leyes de física, estándares, opinión de expertos y sentido común.
Consideramos que se trata de peor escenario posible para la construcción y explotación de una Central Eléctrica Nuclear, siendo un proyecto de tanta complejidad y riesgo. A pesar de planes iniciales de puesta en marcha en el año 2021, la Central se puso en marcha en plena crisis política – el 7 de noviembre de 2020. De esta forma, la CENO se convirtió en un regalo personal para Aleksander Lukashenko y se le entregó como homenaje a la Revolución bolchevique de octubre, que hasta el día de hoy sigue siendo fiesta nacional en Bielorrusia. Los trabajos relacionados con la preparación de la Central para su puesta en marcha han tenido lugar en plena pandemia por coronavirus y crisis política más dura de la historia moderna de Bielorrusia, período caracterizado por la falta de personal cualificado. Sólo nos queda aventurar la cantidad de fallos técnicos y organizativos ocultos que entraña la CENO, convirtiéndose en una bomba de relojería en potencia. Además, es evidente que actualmente Bielorrusia no reúne las condiciones mínimas necesarias para una explotación segura de una Central Eléctrica Nuclear.
La primera avería en la CENO no tardó en producirse. Sólo dos días después de su inauguración oficial los medios de información se hicieron eco de la noticia sobre la paralización de producción de energía eléctrica debido a la explosión de transformadores en uno de los equipos relacionados con el generador. Felizmente, esta vez no hubo expulsión de materiales radiactivos a la atmósfera. Sin embargo, este incidente demuestra una vez más la existencia de problemas reales con la seguridad de la planta.
Por desgracia, todos hemos oído sobre la catástrofe de Chernóbil en el 1986. Debido a su magnitud y a sus colosales consecuencias, nunca sabremos las cifras reales de los daños ocasionados a la población y a la economía de muchos países. La gravedad de estas consecuencias en gran parte se debe a los intentos del gobierno de la URSS de ocultar tanto el hecho en sí, como el alcance del accidente. Nosotros sabemos que el régimen político de Bielorrusia sigue las peores prácticas soviéticas. En el caso de un hipotético accidente nuclear en la CENO, millones de personas residentes en Bielorrusia y los países de la Unión Europea quedarían en la zona afectada. Incluso unos incidentes insignificantes y situaciones anómalas puntuales que conlleven la expulsión de material radioactivo afectarían negativamente a la salud pública y a la herencia genética de la población de unos territorios bastante extensos. Y, además, hay muchas probabilidades de que el gobierno bielorruso oculte la información.
Para combatir las consecuencias de la catástrofe de Chernóbil se utilizaron unos recursos muy significativos: humanos (más de 600.000 personas, aparte del ejército), materiales y financieros. A pesar de esta inversión las consecuencias de la explosión en la central nuclear de Chernóbil resultaron ser catastróficas. Según las declaraciones de Mijaíl Gorbachov, el líder de la URSS, hechas en una de las entrevistas posteriores, la catástrofe de Chernóbil resultó ser el último clavo de la “tapa del ataúd de la URSS”. República de Bielorrusia actualmente no posee ni una pequeña parte de aquellos recursos disponibles en la antigua URSS en el 1986 y no podría hacer frente a una posible catástrofe nuclear hoy.
¿𝐏𝐨𝐫 𝐪𝐮é 𝐞𝐥 𝐫é𝐠𝐢𝐦𝐞𝐧 𝐚𝐮𝐭𝐨𝐫𝐢𝐭𝐚𝐫𝐢𝐨 𝐝𝐞 𝐋𝐮𝐤𝐚𝐬𝐡𝐞𝐧𝐤𝐨 𝐧𝐞𝐜𝐞𝐬𝐢𝐭𝐚 𝐥𝐚 𝐂𝐄𝐍𝐎?
Según los informes del consumo de energía eléctrica en Bielorrusia, en el país se consumen cada año cerca de 37 millones MW de potencia de energía eléctrica: 34 millones de MW se producen en Bielorrusia y otros 3 millones de MW se importan desde el exterior. La potencia del primer reactor de la CENO representa 1200 megavatios hora o 10,5 millones de megavatios al año. En el año 2022 se planea la puesta en marcha del segundo reactor. Es evidente que el gobierno de Bielorrusia planifica producir 18 millones de MW de energía eléctrica para la exportación.
Para la financiación de la construcción de la estación se había recurrido al crédito de la Federación Rusa por el importe de 10 billones de dólares de EEUU. La Federación Rusa también efectuará el suministro de la materia prima, así como la reutilización del combustible nuclear gastado. De esta forma, una cantidad considerable de medios, obtenidos de la exportación de energía eléctrica a Europa, estará destinada a Rusia para el pago del crédito, suministros y reutilización de combustible nuclear utilizado.
Por lo tanto, el dinero de los contribuyentes europeos destinado a la compra de energía eléctrica procedente de la CENO se utilizará para el mantenimiento de los regímenes autoritarios de Bielorrusia y Federación Rusa.
𝐋𝐚 𝐫𝐞𝐬𝐨𝐥𝐮𝐜𝐢ó𝐧 𝐝𝐞𝐥 𝐏𝐚𝐫𝐥𝐚𝐦𝐞𝐧𝐭𝐨 𝐄𝐮𝐫𝐨𝐩𝐞𝐨
El 21 de octubre de 2020 el Parlamento Europeo ha aprobado las recomendaciones (ver párrafos AN, AP, a., ay, az, ba) para los países de la Unión Europea con el objetivo de reconsiderar las relaciones con Bielorrusia, solicitando a la mayor brevedad la aprobación de sanciones en contra del presidente Aleksander Lukashenko. Concretamente, los diputados han llamado sin dilación a la introducción de sanciones consensuadas con los responsables de Ministerios de Asuntos Exteriores y Consejo Europeo, dirigidas hacia el grupo considerable de personas que fue responsable de la falsificación de las elecciones y posterior violencia en Bielorrusia; las sanciones contemplan la congelación de los activos y la prohibición de entrada en la Unión Europea, incluyendo en la lista sancionadora al propio A. Lukashenko. Además, los diputados consideran que, una vez concluido el mandato presidencial actual el 5 de noviembre de 2020, Lukashenko ya no se puede considerar como presidente legítimo.
Al mismo tiempo, las recomendaciones proponen apoyar todos los esfuerzos encaminados a garantizar la solidaridad europea en materia de prohibición de la importación de energía eléctrica de la Central Eléctrica Nuclear de Astravets a la Unión Europea.
https://drive.google.com/file/d/12oFFuoXMrEGMbTn2Io51-bmlPnp6dhhi/view?usp=sharing𝐋𝐚 𝐫𝐞𝐬𝐨𝐥𝐮𝐜𝐢ó𝐧 𝐝𝐞𝐥 𝐒𝐞𝐢𝐦𝐚𝐬 (𝐏𝐚𝐫𝐥𝐚𝐦𝐞𝐧𝐭𝐨) 𝐝𝐞 𝐥𝐚 𝐑𝐞𝐩ú𝐛𝐥𝐢𝐜𝐚 𝐝𝐞 𝐋𝐢𝐭𝐮𝐚𝐧𝐢𝐚 𝐞𝐧 𝐫𝐞𝐥𝐚𝐜𝐢ó𝐧 𝐚 𝐥𝐚 𝐂𝐞𝐧𝐭𝐫𝐚𝐥 𝐄𝐥é𝐜𝐭𝐫𝐢𝐜𝐚 𝐍𝐮𝐜𝐥𝐞𝐚𝐫 𝐝𝐞 𝐀𝐬𝐭𝐫𝐚𝐯𝐞𝐭𝐬
El 11 de noviembre de 2020 el Comité de Asuntos Europeos del Seimas de la República de Lituania, teniendo en cuenta las recomendaciones del Parlamento Europeo, tomó la decisión en relación a la Central Eléctrica Nuclear de Astravets, Bielorrusia.
Concretamente, el Comité mencionado ha propuesto frenar los flujos de energía eléctrica procedentes de Bielorrusia hacia la República de Lituania. Además, ha sugerido lo siguiente:
- Evitar la entrada de la energía eléctrica fabricada en la CENO al sistema eléctrico de Lituania;
- No comercializar la energía eléctrica de la CENO en los mercados energéticos de los países bálticos;
- Continuar con el diálogo político que actualmente demuestra solidaridad de los países bálticos y de toda la Comunidad Europea en relación al rechazo de la adquisición de la energía eléctrica producida por la CENO.
https://drive.google.com/file/d/1TverxsxAV8OL5BjRJw5b994ELbjwJvau/view?usp=sharinghttps://drive.google.com/file/d/17Johe-7Q-zuWWtAMIBRZYTZ4w-3bK2U6/view?usp=sharing𝐍𝐨𝐬𝐨𝐭𝐫𝐨𝐬 𝐜𝐨𝐧𝐬𝐢𝐝𝐞𝐫𝐚𝐦𝐨𝐬 𝐪𝐮𝐞 𝐥𝐚 𝐦𝐞𝐣𝐨𝐫 𝐟𝐨𝐫𝐦𝐚 𝐩𝐚𝐫𝐚 𝐫𝐞𝐬𝐨𝐥𝐯𝐞𝐫 𝐥𝐚 𝐬𝐢𝐭𝐮𝐚𝐜𝐢ó𝐧 𝐝𝐞 𝐥𝐚 𝐂𝐞𝐧𝐭𝐫𝐚𝐥 𝐄𝐥é𝐜𝐭𝐫𝐢𝐜𝐚 𝐍𝐮𝐜𝐥𝐞𝐚𝐫 𝐝𝐞 𝐀𝐬𝐭𝐫𝐚𝐯𝐞𝐭𝐬, 𝐁𝐢𝐞𝐥𝐨𝐫𝐫𝐮𝐬𝐢𝐚 𝐞𝐬 𝐞𝐥 𝐫𝐞𝐜𝐡𝐚𝐳𝐨 𝐝𝐞𝐥 𝐜𝐨𝐧𝐬𝐮𝐦𝐨 𝐝𝐞 𝐥𝐚 𝐞𝐧𝐞𝐫𝐠í𝐚 𝐞𝐥é𝐜𝐭𝐫𝐢𝐜𝐚 𝐩𝐫𝐨𝐝𝐮𝐜𝐢𝐝𝐚 𝐞𝐧 𝐁𝐢𝐞𝐥𝐨𝐫𝐫𝐮𝐬𝐢𝐚 𝐡𝐚𝐬𝐭𝐚 𝐥𝐚 𝐜𝐨𝐧𝐬𝐞𝐜𝐮𝐜𝐢ó𝐧 𝐝𝐞 𝐥𝐚 𝐜𝐞𝐫𝐭𝐢𝐟𝐢𝐜𝐚𝐜𝐢ó𝐧 𝐬𝐨𝐛𝐫𝐞 𝐥𝐚 𝐬𝐞𝐠𝐮𝐫𝐢𝐝𝐚𝐝 𝐝𝐞 𝐥𝐚 𝐂𝐞𝐧𝐭𝐫𝐚𝐥 𝐩𝐨𝐫 𝐩𝐚𝐫𝐭𝐞 𝐝𝐞 𝐮𝐧𝐨𝐬 𝐞𝐱𝐩𝐞𝐫𝐭𝐨𝐬 𝐢𝐧𝐭𝐞𝐫𝐧𝐚𝐜𝐢𝐨𝐧𝐚𝐥𝐞𝐬, 𝐚𝐬í 𝐜𝐨𝐦𝐨 𝐥𝐚 𝐨𝐛𝐭𝐞𝐧𝐜𝐢ó𝐧 𝐝𝐞𝐥 𝐜𝐨𝐧𝐬𝐞𝐧𝐭𝐢𝐦𝐢𝐞𝐧𝐭𝐨 𝐩𝐨𝐫 𝐩𝐚𝐫𝐭𝐞 𝐝𝐞𝐥 𝐩𝐮𝐞𝐛𝐥𝐨 𝐛𝐢𝐞𝐥𝐨𝐫𝐫𝐮𝐬𝐨 𝐲 𝐝𝐞 𝐥𝐨𝐬 𝐩𝐚í𝐬𝐞𝐬 𝐯𝐞𝐜𝐢𝐧𝐨𝐬 𝐩𝐚𝐫𝐚 𝐬𝐮 𝐬𝐮𝐜𝐞𝐬𝐢𝐯𝐚 𝐞𝐱𝐩𝐥𝐨𝐭𝐚𝐜𝐢ó𝐧 𝐬𝐞𝐠𝐮𝐫𝐚. 𝐂𝐨𝐦𝐨 𝐮𝐧𝐚 𝐦𝐞𝐝𝐢𝐝𝐚 𝐚𝐥𝐭𝐞𝐫𝐧𝐚𝐭𝐢𝐯𝐚 𝐬𝐞 𝐩𝐫𝐨𝐩𝐨𝐧𝐞 𝐥𝐚 𝐩𝐚𝐫𝐚𝐥𝐢𝐳𝐚𝐜𝐢ó𝐧 𝐝𝐞 𝐬𝐮 𝐟𝐮𝐧𝐜𝐢𝐨𝐧𝐚𝐦𝐢𝐞𝐧𝐭𝐨 𝐲 𝐞𝐥 𝐜𝐢𝐞𝐫𝐫𝐞 𝐝𝐞𝐟𝐢𝐧𝐢𝐭𝐢𝐯𝐨 𝐝𝐞 𝐥𝐚 𝐂𝐞𝐧𝐭𝐫𝐚𝐥.
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