• Miércoles, 20 de mayo de 2020

    Caprichoso es el destino que ha hecho coincidir el final del diario con la publicación de mi despedida en ‘Relatos en tiempos de pandemia’. Se titula: ‘Una ventana por la que respirar’, eso significó para mí el proyecto. Este cuadernillo de cuarentena se ha escrito en las dos puntas de España, Bilbao y Málaga. Cada día tengo más claro que los polos opuestos se atraen. Casi todas las noches he tenido un editor, Jorge Pedrosa. Desde aquí mi agradecimiento, sobre todo, por los días en los que no me apetecía escribirlo y tú estabas ahí para dar cuenta de la edición nocturna. Ana G. Zaratiegui ha estado noche tras noche leyendo mis diarios y viceversa, la del horario búho, la del “venga, programamos”. Tengo que nombrar a Pablo Sáenz y su frase de cuarentena: “hostia, el diario”. Si quería que Luis me leyera antes de mandarlo, tenía que adelantar la edición y eso casi nunca ocurría. Ahí queda, espero que hayan disfrutado al menos la mitad que yo haciendo esto. Espero no tener que volver a hacer diarios de cuarentena, será una buena noticia. Les veo en los pueblos.

  • Martes, 19 de mayo de 2020

    A mi madre y a mi padre les dedico este diario. El pájaro vuelve a volar del nido, otra vez con el miedo  a seguir siendo precario y sabiendo que la independencia económica cada día se aleja un poquito más. Tiempos difíciles, dicen. Vuelvo a Bilbao, llevo años convencido de que aquel es mi sitio  y sé que quedan historias por contar. Sí, también pueblos por descubrir. Sin mis padres no soy nada, ellos son (mi) vida. Pensarán más o menos igual que servidor. Se dedican a cumplir nuestros sueños y soy consciente de que mi vuelta a Bilbao no hubiera sido posible sin su ayuda económica. Ojalá el dinero no fuera importante, pero en el mundo real lo es. No me considero un vago, siempre que me han ofrecido algo ahí he estado yo echando horas como el que más, por suerte siempre relacionado con el periodismo. Tenía pensado dedicarles uno de los últimos diarios a las personas que también han hecho posible que yo esté tecleando este ordenador. Qué menos. “Si tienes que irte porque crees que allí vas a trabajar mejor, vete”, mi madre. Siempre ellos. 

  • Lunes, 18 de mayo de 2020

    Llevo unos días recibiendo unos mensajes de voz bastante largos en horario búho. Que no por largos quiere decir que no sean amenos. Mi nueva pasión por los podcasts hace que analice el contenido de cada audio. ¿Se han dado cuenta que muchos que duran 2 minutos y se pueden resumir en 10 segundos? Otros no, eh. Escuchamos audios de más, eso seguro. Imagino que algún día nos saldrá a devolver a los que enviamos menos. Y a los que los mandan  vacíos de contenido, ya saben. Nos van a tener que devolver ese tiempo. Pasa lo mismo con los escritos. Concisión. Si le das muchas vueltas es peor. Por eso he decidido volverme a Bilbao a finales de mayo. Ven: concisión. Voy al titular y ya en la pieza les explico. Aunque no será hoy, porque tengo que dedicar las últimas líneas a esos mensajes con los que empecé el diario. Me transmiten muchas dudas que espero ir poco a poco resolviendo. Ahí solo debo ser acompañante en un camino lleno de piedras que se han ido amontonando durante siglos.

  • Domingo, 17 de mayo de 2020

    Este domingo se celebraba la última cita de la España de los balcones que más me ha representado. La del aplauso. Siempre a las 20:00, aunque algunos pusieron de moda empezar unos minutos antes, a las 19:58. Nunca hemos sido un pueblo puntual, o eso dicen. Discrepo. Lo de esta tarde era ‘el gran aplauso’.  “Espero que no tardemos años en volver a vernos”, nos decía la vecina del bloque de enfrente. Reivindiquemos conocer a nuestros vecinos. Se supone que se acabó, que poco a poco iremos volviendo al frenesí. A no pararnos a pensar. Otra vez, qué pena. A mí me hubiera gustado experimentar lo que es vivir en una corrala. Vecinos, uníos y… no tengo el discurso preparado porque solo es un sueño. Me da pereza pensar en que el mundo tome otra vez velocidad de crucero. Nada tiene que ver con la reactivación de la economía, conste en acta. Con eso estoy de acuerdo, hay que hacerlo cuanto antes. Pero repito, qué pereza, querido lector.  Ahí queda mi último aplauso.

  • Sábado, 16 de mayo de 2020

    – Jesús Quintero: El señor Bush ha dicho que van a coger seguro a Bin Laden.

    – Julio Anguita: Bueno –risa de ambos–, yo creo que él está cumpliendo con un proyecto, Bin Laden es hijo del señor Bush.

    Julio Anguita (1941-2020) fue a ‘El loco de la colina’, presentado por Jesús Quintero hace 14 años. Allí habló de todo y dejó un diálogo memorable con ‘El loco’ . La entrevista está en Youtube por si quieren verla. Se va un buen hombre, al que admiraban adeptos y detractores. Que la tierra le sea leve, señor Anguita.

  • Viernes, 15 de mayo de 2020

    Recomendar tipo de libros según el estado de ánimo de la persona. Eso me marcó y por eso cerramos nuestro antepenúltimo podcast preguntando a César Coca, director del máster que curso y periodista de EL CORREO esto: “Tú siempre comentas que cuando alguien te pide una recomendación para leer, le preguntas cómo se encuentra en ese momento. ¿Qué tipo de libro te recomendarías a ti mismo en este momento?” No esperaba la pregunta, pero nos llevamos una recomendación que ha acabado en un pedido a ‘La puerta de Tannhäuser’, librería que conocí gracias a Coca durante este confinamiento. Luis y yo teníamos pensado invitarlo desde antes de que naciera ‘Relatos en tiempos de pandemia, el podcast’. También andaba obsesionado durante el podcast con los problemas técnicos que tuvimos para grabar, por eso nos hemos vuelto a citar físicamente para otra conversación sobre literatura y pandemia. Más pronto que tarde, micrófono mediante. Si puede ser en Deusto, mejor. Luis, te tocará moverte. Por si gustan: https://bit.ly/podcast-rtp-13 

  • Jueves, 14 de mayo de 2020

    Caballo e3-c2. Jaque Mate, ‘luisraysa’. Así empezaba la noche de ‘el club de los jueves’. El resto de la noche, Seco se dedicó a ganar partidas de ‘Uno’. Entiendo el crecimiento de este tipo de juegos durante la cuarentena. Qué buenos ratos. El profesor Coca ya desveló ayer nuestro antepenúltimo podcast de ‘RTP’. Un programa dedicado al binomio pandemia y literatura. He comenzado a leer el libro recomendado por Zaratiegui, ahora parece que poco a poco podemos ir concentrándonos un poco más en la lectura. Llevo ya casi una semana sin salir de casa. No es obligatorio salir, por si a alguno se le ha olvidado. Nuevo repunte, el virus está en la calle. Vivimos una pandemia. La OMS sigue alertando día tras día. Mueren más de 200 personas al día y nos acercamos a los 30.000. Podría seguir diciendo frases obvias, porque quizá sea la única manera de que capten el mensaje. La humanidad es egoísta, no vamos a ser mejores después de esto. Disculpen el tono, simplemente tengo miedo de la estupidez humana.

  • Miércoles, 13 de mayo de 2020

    Qué bien ha cerrado mi amigo Ruiz hoy su serie de relatos ‘Amapola’ en ‘RTP’. Un final a la altura de lo que siempre se esperaba de él. Cuán peligroso es eso de esperar de alguien. ¿Qué esperamos los cercanos? Nada. Por mi parte solo espero que disfrute repartiendo ‘pizcas’ a diestro y siniestro. Se nos pasa la vida, queridos lectores, y seguimos preguntándonos qué esperan de nosotros. La respuesta suele ser  “poco” o “nada”. Suficiente con estar, que ya es bastante. Aquí estoy, Ruiz, ante un gentío que no sabrá quién es JC y qué importante es mencionarlo en alguno de mis diarios. Las despedidas que ni siquiera son. Lo que le hubiera gustado a él escucharme en mi propio podcast. El arrepentimiento de no haber ido a ver a su pareja a aquel pueblo de  “allí arriba”, como él decía. Allende los mares nos ven cabalgar, amigo.  A menor ritmo en muchas ocasiones, sigue habiendo baches en este asfalto sin protecciones que es la vida. Esto venía a cuento de tu final de ‘Amapola’, que no es otra cosa que tu comienzo con el siguiente folio en blanco, amigo. 

  • Martes, 12 de mayo de 2020

    Hemos publicado en la web hoy un relato sobre cómo está siendo esa ‘nueva normalidad’ en un pueblito apodado la “Princesa do Alentejo”, así es como se conoce en Portugal a Vila Nova de Milfontes. De allí es mi amiga Filipa Murta,  ella ya está viviendo ese nuevo periodo histórico del que nosotros estamos un pasito más cerca. Esperemos que así sea. Ha sido bonito leer sobre Portugal también en la nueva web de mi amigo Pedrosa. En sus ‘Cosas que me han hecho feliz’ ha empezado hablando de cómo disfrutamos de la gastronomía lisboeta y cómo a menudo le recuerdo lo mucho que me gustó el hotelito que encontró en la capital lusa. Lisboa me dejó un sabor agridulce, siempre lo digo. Sintra no, aquella ciudad me encantó. La niebla de aquel día la hizo más fotografiable si cabe. Ahora siento nostalgia de viajar, ay. Parece que #AventuraPueblerina en Euskadi puede volver muy pronto.

  • Lunes, 11 de mayo de 2020

    El dolor de cabeza me ha acompañado durante toda la jornada. Qué rabia haber tenido que cancelar el podcast que teníamos preparado para hoy. Estaba sin fuerzas y estuve deambulando entre un sofá y otro durante toda la mañana. Cometí el error de encender la computadora y esta especie de teletrabajo volvió a absorberme hasta la hora del almuerzo. El reponer fuerzas con la comida me sirvió de poco, me pasó factura el ordenador, volví a sentir dolor. No aprendo, si es que no aprendo. Disculpen si las líneas son más cortas, pero me busca Morfeo por aquello de regular mi sueño y tener más energía. Eso es lo que me ha comentado hoy una psicóloga de Bilbao. Parece de sentido común, pero si te lo dice alguien que entiende pues con más razón. Vuelvo mañana con alguna pregunta nueva. O eso espero. Al menos hemos tachado otro día de 2020.

  • Domingo, 10 de mayo de 2020

    Escribo delirando un poco. A media tarde he empezado a encontrarme regular, mal cuerpo. Esa sensación que tenemos a veces de que algo no marcha bien. Conozco la causa, creo. Al mediodía salí a la tienda del barrio a comprar varias cosas que hacían falta en casa. Empezó a llover, ahí empezó todo. No llevaba paraguas y yo ya notaba que a mi cuerpo no le estaba sentando muy bien esas gotas calando en mi atuendo dominguero. Quizá no sea eso y se me pase con unas horas de sueño. Puede ser que el ‘culpable’ sea el uso de pantallas durante el confinamiento, aunque hoy se ha visto reducido. No sé,  disculpen si voy cambiando cada poco la razón. Ibuprofeno antes de rematar estas líneas y mañana, cuando usted lea esto, seguro  que ya estoy grabando de nuevo el podcast con Luis. Qué pena da pensar que ‘RTP’ va llegando a su fin, pero qué alegría porque dije el primer día que lo mejor del proyecto sería que acabase porque significaría que volvemos a la casilla de salida. O de entrada, según se mire.

  • Sábado, 9 de mayo de 2020

    Lo de las fuentes que he comentado en varias ocasiones en mi diario. Ha vuelto a ocurrir, un historiador vasco me ha sorprendido a media tarde con un correo. La importancia del contexto para poder adentrarnos en las historias que ocurren ahora, no me canso de repetirlo. El sábado dio para muchas cosas, la mejor siempre está relacionada con el café. Otro día espero poder hablar de la relación que tenemos algunas personas con esa bebida. Entré como un elefante en una cacharrería en la nueva web de mi amigo Pedrosa. Se lo quería cambiar todo, bueno casi. De algo tenía que servir los días de estrés junto a Ramírez para armar la web de ‘RTP’. Con Balog he estado charlando sobre un nuevo proyecto que tiene en mente y quiere que me involucre. Ay, los amigos. Málaga no ha pasado a la fase 1, pero eso ya lo sabían, ¿para qué iba a dar mi opinión? Disculpen, me está sonando la alarma, no quería que se me pasara el horario búho. Voy a tener que dejar aquí estas líneas.

  • Viernes, 8 de mayo de 2020

    ‘Proverbios y cantares de Machado a Ortega y Gasset número dos’: “Para dialogar, / preguntad primero; / después… escuchad. Cuánta falta hace el diálogo en nuestro país”. También, sabiendo Machado que algún día lo citaría, el número tres: Todo narcisismo / es un vicio feo, /  y ya viejo vicio. Esta mañana hemos entrevistado a un compañero, que bien podría ser ejemplo de diálogo. Buena gente, buscavidas, un buen tipo que también partió de Málaga hacia el norte. Espero que pronto pueda estar de nuevo preguntando por sus reportajes para la agencia EFE y proponiéndole irme con él a los pueblos a hacer reporterismo. Qué ilusión teníamos Luis y yo por charlar con él un rato y que nos contara cómo es salir a buscar reportajes a la calle en tiempos de pandemia. Terminó diciendo: ”De todas las historias he aprendido algo, sobre todo de las ganas de sobrevivir que tiene el ser humano”. Miguel Bueno, por si gustan de escucharlo. Busquen en Spotify el ‘Capítulo 12: periodismo durante la cuarentena’:  https://open.spotify.com/episode/34KjUuVuixyFklt7smlkxT?si=Gwk9noxcQOO3_0JFO_l-Zw

  • Jueves, 7 de mayo de 2020

    En unos días ampliaré mi colección de Orwell, siguen llegando los últimos coletazos de mi cumpleaños. Apático es la palabra que mejor define mi estado de ánimo. Agradezco a mi amigo Sáenz, al que tanto hago rabiar, su diario de ayer. Pronto estaremos otra vez con la #AventuraPueblerina, vaya presión me habéis metido tú, el tico y la de Sangüesa. Buscaremos sitios refrescantes, donde nos podamos dar un buen baño en verano. Todos los días me viene a la cabeza cómo será ese momento en el que cojamos un bus hacía algún pueblo. Ahora mismo no consigo imaginármelo, los autobuses suelen llevar a mucha gente. Da miedo. Mientras tanto, seguiremos conformándonos con cumplir las reglas del estado de alarma que otros se afanan en saltarse. Cómo ha debido ser mi día que esta mañana me compré la obra completa de Benito Pérez Galdós en formato ebook  por 99 céntimos. 25.698 páginas. Algún día, señor Galdós. Poco a poco.

  • Miércoles, 6 de mayo de 2020

    Un tsunami de sensaciones este vigésimoquinto cumpleaños. De los mejores que he Cita previa con el peluquero. Lo de previa es redundante, me di cuenta esta mañana en Twitter. Qué alivio quitarme ese lastre que ocupaba mi cabeza. Un casco, vaya.  El tercer grado le he hecho a Pedro, mi ‘Urban Barber’. Él sabe como nadie que yo nunca le engañaría yendo a otra peluquería. ¿Conocen mayor traición que la de cambiar de barbero? Pocos se atreven. Uno se siente a gusto en sitios de confianza. Siempre me dice que soy de sus clientes más fieles –vengo de Bilbao solo a que me pele él y hacía lo mismo cuando vivía en Málaga– y de los menos rentables, porque voy cuatro veces al año. Pero siempre me pone al día rápido, sé qué le tengo que preguntar para que se suelte. Secreto de confesión, no esperen que lo escriba por aquí. Hoy lo he notado bastante preocupado con la que se nos viene encima económicamente. Peor que en 2008 le he dicho. “Cómo lo sabes, Pablito”, me suele responder. Me he sorprendido al ver todas las medidas de seguridad en el establecimiento. Reconoce que está asustado con el virus, normalmente suele ser muy dejado para esas cosas. Proceso: desinfección de suelas de zapato, guantes con desinfectante y mascarilla obligatoria. Lo único que no cambia es el corte de pelo, su ilusión es raparme, pero siempre le digo que mejor en verano. Así llevamos 4 o 5 años. ‘Historias de barberos’, que diría mi abuelo. Cuántas anécdotas saldrían si todos se animaran a escribir sus biografías.

  • Martes, 5 de mayo de 2020

    Volviendo de mi paseo nocturno, –turno esta vez para la Real Colegiata de Santa María, una de las zonas más bonitas de Antequera– he visto algo que me ha estremecido. Había poco tránsito en la calle cuando pasaban quince minutos de la diez de la noche. El mejor momento para acometero, sin duda.  Dos jóvenes de unos veinte años se encontraban en la calle principal del pueblo, frente al monumento a la Semana Santa.  No se escondieron, no había necesidad, ni miraron a uno y otro lado antes de lanzarse. Fue espontáneo, me podría haber pasado a mí. Cómo se atreven, pensé. Lo hicieron sin dudarlo ni un segundo. Tuve tanto miedo que cambié de acera inmediatamente. Acabé caminando por mitad de la carretera, al otro lado había unas chicas charlando tranquilamente a escasos 30 centímetros una de otra. Ahora medimos todo en distancias de seguridad. Miré atrás y allí seguían los dos veinteañeros hablando como si la cosa no fuera con ellos. Un minuto antes los había visto darse la mano al saludarse.  Cinco dedos entrelazándose con otros cinco en mitad de la calle, un acto reflejo que teníamos todos antes de vivir la pandemia. Ahora no debería ser así, por lo menos hasta dentro de un tiempo. Siento decirlo, pero la ‘nueva normalidad’ se parece mucho a la normalidad.

  • Lunes, 4 de mayo de 2020

    Un tsunami de sensaciones este vigésimoquinto cumpleaños. De los mejores que he pasado por el cariño que me ha mostrado mucha gente desde la distancia. Las videollamadas no han parado durante todo el día. El horario búho ha sido un no parar: 00:12, 12:12, 15:15, 17:17, 20:20 y por último, en el horario original: de madrugada. Me gustaría que todos los que me han felicitado, sea por donde sea, sepan que ya forman parte de mi disco duro de recuerdos. Siempre agradecido. Mucho mérito tiene la chica de Sangüesa que se ha propuesto que este 4 de mayo fuera inolvidable, pese a la distancia. He vuelto a ver a mi mejor amiga después de unos cuantos meses, nos sonreíamos desde la distancia conscientes de que pronto pasará todo. A las hermanas Pontes, que me han emocionado desde Valladolid, cada una a su estilo. A familiares y amigos que son como familia. Agus, yo sabía que algún día saldrías en mi diario. Jorge, imagino que estarás nervioso viendo que aún no te había nombrado. Ay, el ego del plumilla. No recordaba que era tan afortunado. Gracias, prima, por regalarme una ilustración con mi rostro. Nos vemos pronto.  Sí, Luis, tú siempre estás presente.

  • Domingo, 3 de mayo de 2020

    He salido a pasear. Con gente. Nos separaban muchos kilómetros, ellos estaban en el centro de Madrid. A decir verdad, estaban cada uno en su casa. Mi primera salida por Antequera ha sido con Íñigo Errejón y el periodista Daniel Ramírez. Ellos estaban a lo suyo con una entrevista, mientras yo intentaba buscar las zonas menos transitadas en mi ruta. Un consejo, el mejor momento para escuchar un podcast es cuando sales a la calle. Llegué al Paseo Real, la zona que esperaba más concurrida, y me sorprendió ver a tan pocos paseantes/runners. El ruido en las calles era mínimo, había muchas mascarillas y caras conocidas. En los pueblos –aunque Antequera es ciudad, yo la considero pueblo–, se divide a las personas entre las que te quieres encontrar y las que no. A mí me ha tocado la lotería y me he encontrado con mi amigo Nacho, ¡qué alegría, oiga! A estas horas, aún me parece increíble que no nos hayamos abrazado. Distancia física. Hemos vuelto los tres, también estaba “uno que conozco del fútbol”, una referencia que solemos usar. Un beso, Samu. Lo bonitos que son los paseos, ¿verdad?

  • Sábado, 2 de mayo de 2020

    Me agarro al clavo de pensar que la salida masiva de gente estaba prevista por el comité de expertos. Les prometo que arde. Quién iba a esperar que todo el mundo saldría a la calle si había vía libre para hacerlo. ¡Vivimos en un país de runners!  Qué rabia da ver a la gente, supongo que los menos, siendo tan imprudentes cuando hemos superado los 25.000 muertos en España. Se dice pronto. Los sanitarios piden prudencia, pero la gente ya está en la calle. El clavo, Pablo, agárrate al clavo. Las prisas no son buenas consejeras. Será por refranes, pero al final llevamos repitiendo semanas lo mismo, responsabilidad individual. Me apetecía escribir sobre tres libros que tengo encima de la mesa todo el día –no significa que los esté devorando a la vez–, ‘Con la Biblia y la Parabellum’ del profesor Ontoso al que tanta ilusión le hizo que llegara hasta Antequera; ‘Neoliberalismo sexual: el mito de la libre elección’, recomendado por Zaratiegui; y el ‘Manifiesto comunista’, siempre pendiente. Quédate en casa, ya tendremos tiempo de salir.

  • Viernes, 1 de mayo de 2020

    Es complicado mantener estas líneas en días en los que no pasa nada. ‘Desganao’, como decimos aquí. La chica del violín que toca en mi calle lleva varios días sin salir. Quizá ella también esté aburrida. Mañana podremos salir, pero el miedo es latente como dijo Zaratiegui en unos de sus diarios.  Muchos días sin salir y a mí tampoco me apetece especialmente salir mañana, ahí afuera está el virus. Quizá tenga el síndrome de la cabaña, he estado buscando información al respecto para un artículo. Creo que no soy el único que tiembla viendo las previsiones para la economía. Esa risa floja  de cuando estás nervioso. Esta vez ‘Friends’ fue otra vez válvula de escape. La siesta consiguió atraparme mientras veía ‘El nazi Iván el terrible’. No llevo bien lo de desconectar tanto, tengo ganas de reporterismo y aventura pueblerina. Por si gustan, les dejo unas historias que recopilamos en el podcast de ‘RTP’. Vivir la pandemia lejos de tu país: https://open.spotify.com/episode/2AxaBpju3iBYIrXt4qGhrF?si=jtVoSjIaScegZ2D3A2fcdQ

  • Jueves, 30 de abril de 2020

    ‘El club de los jueves’ volvió a reunirse.  La forma de surfear mi estado de ánimo va en función de las respuestas que obtenga de las fuentes para diferentes piezas en las que trabajo. Fue precioso ver cómo ‘Relatos en tiempos de pandemia’ generó el 10% del tráfico total de su corta historia con una publicación. ‘Al pan, pan: amasar con mascarilla’, un reportaje multimedia de mi amigo Samuel a su padre, el mítico Héctor, de Horno Teodoro. Qué manera de relatar lo cotidiano. Nuestras conversaciones últimamente suelen versar sobre el oscuro futuro que se nos presenta a los escribidores. Ansiedad es la palabra. Difícil combatirla cuando la realidad te abruma. Siempre hablamos de proyectos en común, pero él sabe de mi amor por el País Vasco y las ganas que tengo de vivir allí un tiempo. Fue un gusto terminar mi diario al mismo tiempo que Gorka. Parece que se ha enganchado a la escritura. Luis solo practica el voyerismo, sigo alucinando con que lo escriba a primera hora de la mañana. 

  • Miércoles, 29 de abril de 2020

    Vengo buscando recomendaciones sobre cómo ordenar las bibliotecas de casa. Si la tiene cerca, mire la suya. ¿Cómo está organizada? Por temáticas no quiero hacerlo. Por apellidos puede ser una buena opción, pero recomienden. Le dedicaré el finde a ir catalogando los libros, seguro que encuentro algunos que ni sabía que tenía. Los cómics de mi padre y  de mi hermano son los que más pereza me da ordenar. Pero ya que me pongo, pues ya saben.  Llevaba tiempo pensando en hacer un catálogo para tenerlo siempre disponible. Todos tenemos libros que ya hemos dado por perdidos, siempre prestamos de más. Y no devolvemos. Tengo algunos que sé que no son míos.  Lo de que “quien roba a un ladrón, tiene 100 años de perdón”. A veces, pongo vídeos donde escritores y periodistas enseñan unas bibliotecas espectaculares. Suelen coincidir en no saber cuántos libros tienen exactamente, ni dónde están muchos de ellos. A mí no me va a pasar eso, llevaré siempre en el móvil mi biblioteca, aunque la tenga a cientos de kilometros. Tachen un día más.

  • Martes, 28 de abril de 2020

    Hay días en los que eres consciente de que vives confinado en casa. Días lentos. Te abruman. Te aburren. Te desgastan. Incertidumbre día sí y día también.  Hasta julio parece ser que estaré por el sur. Sumamos un día más y el apoyo psicológico será esencial cuando acabe todo esto y entremos en ese concepto aberrante que no paran de repetir: “nueva normalidad”. No hay que sentirse culpable si un día el ánimo no da para más y tenemos que exteriorizarlo. Escribir sirve, por si quieren probarlo. El día fue de poner fechas, así que Luis y yo aprovechamos para definir el final de ‘Relatos en tiempos de pandemia’. Será a finales de mayo, en ese momento ya estaremos saliendo a la calle casi a diario. Suena a futuro lejano. Esperemos que tenga un final a la altura. La web, digo. Se intentará. Acabé la noche jugando al ‘¿Quién quiere ser millonario?’ con Gorka y Luis. No supimos dónde nació Einstein, ese es el mejor resumen. Uno nunca sabe la de palos que le puede dar la vida. 

  • Lunes, 27 de abril de 2020

    En el noveno capítulo de ‘Relatos en tiempos de pandemia, el podcast’ tratamos la soledad de la muerte durante la pandemia. Desde el respeto que se merece, intentamos reflejar cómo el coronavirus ha cambiado nuestra forma de vivir, pero también la de morir y despedir a los seres queridos. Sobre los muertos que está causando la pandemia y el papel de los líderes ante esta crisis se pronunciaba el historiador estadounidense Timothy Snyder. Hablando sobre EE.UU.: “Tuvimos tiempo de sobra para prepararnos. Podíamos habernos fijado en lo que se estaba haciendo en otros países, pero no lo hicimos, porque tenemos un líder que cree en la brujería y no en la ciencia”. Snyder habló también de la importancia del periodismo local, por eso me recomendó la entrevista mi amigo Samuel, en una situación como la que estamos viviendo. Hay que seguir contando historias desde casa hasta que nos dejen volver a salir a hacer reporterismo. Con las botas puestas y la mochila cargada. El día acabó con una cita triple con Gregor Samsa y René Magritte.  

  • Domingo, 26 de abril de 2020

    Perdone la indiscrección, ¿come mucho pan durante las comidas? Si lo tiene que pensar, no es del clan de los ‘paneros’. Yo soy de comer mucho pan, como mis compañeros Dávila y Benito. Parece que han pasado años desde aquellos turnos para ver a quién le tocaba traerlo. Empezamos compartiendo uno pequeño integral que solía llevar yo y acabamos con barras que cada día eran más largas, que no grandes. Pan con pan comida de tontos, dicen. Subánse al carro de los tontos, nunca es tarde. El domingo lo he utilizado para lo importante: aprender a grabar llamadas en directo para los podcasts. También, sin que sirva de precedente, he tuiteado “Irresponsabilidad” junto a una foto donde se veía mucha gente sentada en un paseo marítimo. No todo lo que se ve en redes sociales es verdad, pero esa imagen hablaba por sí sola y la firmaba para AP el fotoperiodiosta Emilio Morenatti. Mucha gente jugándose la vida durante casi dos meses para ahora arriesgarnos a volver  a la casilla de salida. Así que al pan, pan y al vino, vino. Tachando días. 

  • Sábado, 25 de abril de 2020

    Hablando por teléfono con mi abuelo a mediodía me comentó que mi tío José le había llevado el periódico. “Hoy he estado casi tres horas con el SUR, todos los encabezados parecían interesantes y digo puñetas esto lo tengo que leer, esto también y esto”.  Cuando llegó a la sección de deportes ya decidió saltar hasta el final. Lo siento, solo soy el mensajero. Ahí queda el homenaje a los que hacen prensa en papel para los que por circunstancias generacionales no se han adaptado a lo digital. Hace tiempo que confirmé que  ‘Friends’ es de las mejores desconexiones que me ha dado la cuarentena. Ahora también es un cable invisible que me une a Bilbao durante dos o tres capítulos, según el día. Por fin nos hemos reunido los cinco amigos que más tiempo nos pasamos conectados a través de ‘Telegram’. Confinados en Torrox, Villanueva del Rosario, Málaga, Antequera y Bradford hemos intentado hacer un podcast (nuestro grupo lleva semanas llamándose ‘Hoy, el podcast’) que no salió como esperábamos. A la vez, el presidente Sánchez anunciaba que a partir del día 2 de mayo es posible que podamos salir a hacer deporte. Disculpen, pero prefiero quedarme con la parte en la que dijo que también podríamos salir a pasear. Por cierto, el 30 se conocerán los  ganadores del concurso de relatos eróticos.

  • Viernes, 24 de abril de 2020

    “En la barriada de Lagunetxea dejé una habitación medio vacía, pero con las suficientes cosas que hay que dejar cuando sabes que volverás. El virus paralizó la rutina de miles de millones de personas que de la noche a la mañana se vieron confinadas. Tras un mes y medio en Bilbao esperando, por aquello de la esperanza irracional, decidí volver a casa. En este recorrido, vi dos aeropuertos con aspecto fantasmagórico y a un señor que me dejó su maleta a escasos minutos de coger el avión, entre otras anécdotas.
    Días de muchos nervios en casa desde el momento en el que di a ‘confirmar compra’ del vuelo ‘VY 2611’ para el miércoles, 22 de marzo, a las 18.55 horas. Mi preocupación era tal que me puse en contacto con la Ertzaintza y con la Policía Nacional para estar seguro de que mi situación no incumplía el Real Decreto que instauraba el estado de alarma. Tras un último vistazo a mi habitación, fui a la parada de taxis de mi barrio”. Así comienza mi crónica de un viaje a casa en tiempos de pandemia en ‘RTP’: https://bit.ly/viaje-tiempos-pandemia

  • Jueves, 23 de abril de 2020

    Ya he encontrado la primera historia que contar desde mi calle. Ocurre todos los días a las 20 horas tras los aplausos de rigor. Es preciosa la iniciativa, espero poder trabajarla y traerla pronto en forma de relato. Hasta ahí puedo leer. El primer día completo en casa ha sido una auténtica aventura. Hemos grabado dos podcasts para ‘RTP’ que saldrán en los próximos días, mi padre ha interrumpido uno de los programas –ya he sugerido poner un cartel que diga ‘ON AIR’– al volver de la consulta. He pasado la tarde editando la crónica sobre mi viaje Bilbao-Málaga en tiempos de pandemia. No se ha publicado, no era de recibo que alguien publicara el mismo día que salió el quinto capítulo de la colmena de Luis, ‘Guitarrista de la colmena’. Un no parar, como le ha dicho mi madre a mi abuelo cuando ya caía la noche. Videollamada con mi editor favorito que me ha dejado ‘elegir’ con él los libros que ha comprado por ‘Sant Jordi’. También ha habido tiempo para inaugurar el ‘club de los jueves’ con Luis y Gorka. He propuesto empezar el podcast ‘noches en cuarentena’, pero la idea sigue sin cuajar. Supongo que tengo que recomendar un libro, ‘El sanador de caballos’ puede ser una buena opción para pasar el confinamiento entretenido. Ah, se me olvidaba, cómo se come en casa de uno.

  • Miércoles, 22 de abril de 2020

    Querido lector, pienso que espera hoy algo de mí. Un pequeño adelanto de lo que ha supuesto cruzar España de Norte a Sur. De Bilbao a Málaga. Y de ahí a Antequera. Le puedo decir que ya estoy en casa y que sigo en shock. He estado en dos aeropuertos fantasma. Las pantallas del aeropuerto de ‘La Paloma’ solo marcaba el vuelo de las 18,55 horas destino Málaga. Puerta de embarque número 12. Ahí acabarían mis recuerdos si este hubiera sido un retorno normal a casa. Pero esta vez fui mentalizado en fijarme en cualquier detalle. Si algo llamaba mi atención, lo apuntaba. O sacaba una foto de extrangis. Una de ellas es la del señor que me dejó sus maletas antes de subir al avión, porque se había dejado las luces encendidas del coche. O la trabajadora de Vueling enfadada porque había gente que viajaba sin un motivo. En estado de alarma. Tengo más, pero le prometí a Luis que los guardaría para publicar algo en ‘Relatos en tiempos de pandemia’. Y ya saben, yo a Luis le respeto mucho. Termino este primer diario desde casa disculpándome con uno de mis mejores amigos. Este año no podré celebrar el cumple del ‘Javito’ como se merece. Al menos, ahora estamos más cerca, amigo. 

  • Martes, 21 de abril de 2020

    Cuando la conocí a ella no imaginé que se convertiría en una persona tan querida. Siempre que nos vemos le recuerdo la servilleta que firmamos como acta de fundación del ‘Diario Siete Calles’ para la UPV-EHU. A mi amiga María Pontes le tenía que dedicar el último diario antes de volver a decirle ‘hasta pronto’ a Bilbao. Es su cumpleaños y ya nos hemos prometido que volveremos a ir a pueblos cuando esto pase. Sí, siempre pueblos. Ella tiene que enseñarme cuán ancha es Castilla, cómo no. Mañana ya escribiré desde Antequera, el corazón de Andalucía. Desde mi casa, vaya. A esto ha llegado la situación de incertidumbre. El no saber cuándo volveré me provoca frustración por la de cosas que dejo por hacer aquí. Tantos planes que se van postergando, tantas cartas que llevan más de un mes sin darse en mano, tantas sorpresas que circulan por mi cabeza cuando llega el horario búho. Tanto, tanto, tanto, que al final he decidido volverme a casa. Así que ahora esculpiré estas líneas desde una habitación con vistas totalmente diferentes a las de ahora. Ni mejores, ni peores, diferentes. Y por si quedaba duda, felicidades María.

  • Lunes, 20 de abril de 2020

    Punto y seguido a la historia de mi vecina de enfrente. Ahí estaba hoy, aplaudiendo como si nada, sin saber que llegué a llenar de preocupación mi diario durante unos días. Me miró cuando yo salí al balcón, pero otra vez nada. Qué difícil se hace decir lo que nos apetece en cada momento. Autocensura, aunque sea en nimiedades. Cuántas veces nos guardamos un ‘te quiero’ o un ‘te extraño’. Yo suelo decírselo a mis abuelos, a los que me faltan solía hacerlo. No hay nada más reconfortante que no dejar nada por decir a alguien que has querido tanto a la hora de su marcha. La suerte de vivir, supongo. La de veces que me habré arrepentido de no haber entrevistado a mi abuelo Aurelio. Fuente de sabiduría ese hombre. Grabarlo en un audio –algunos tengo, eso sí– que quedara para siempre. Me decía Luis que cómo una persona tan ordenada (veáse en fotografías y calendario, no quiero que mis familiares me linchen) no sepa a qué hora se va a levantar mañana ni lo que va a hacer. Le respondí: ¿Tú crees que Justin Trudeau toma sus propias decisiones?  Esa es la forma de responder de un arrepentido que podría guardar más recuerdos para la posteridad.

  • Domingo, 19 de abril de 2020

    Los domingos son días de lectura. Un poco tarde comenzó la rutina hoy, el ruido de los búhos me obligó a despertarme dos veces. La primera a las nueve de la mañana, la segunda a eso de la una de la tarde. Mi horario ya ha cambiado, espero que solo sean los nervios de saber que vuelvo a casa en unos días. La escritora Karina Sainz Borgo cuenta en ‘Escribir una novela en tiempos de pandemia’ sus andanzas con un manuscrito en el que lleva trabajando meses. No ha perdido la concentración en estos días y mantiene su rutina de horarios. Alucino, será que yo no soy escritor. Un intento, sí. No sé si a usted le pasa, pero yo no paro de leer entrevistas a divulgadores, expertos y científicos en general, que cuentan cómo llevan tiempo advirtiendo que una pandemia así podía llegar. David Quammen, autor de ‘Contagio’, contaba hoy en El País: “Tampoco hay voluntad para combatir el cambio climático. La diferencia entre esto y el cambio climático es que esto está matando más rápido”. Preocupa. También estuve leyendo un artículo sobre los 150 años de la muerte de Lenin. Si pueden, lean. Ayuda a evadirse. 

  • Sábado, 18 de abril de 2020

    No he visto a la mujer mayor en la ventana, pero sí había luz en su casa. Quizá, simplemente, no le haya apetecido salir a aplaudir. A mí me pasa algunos días. Desperté casi al mediodía, me ha dado por acostarme tarde escuchando alguna entrevista. A veces, también recurro a programas de misterio y  conspiraciones. Desde la distancia, claro. Me gusta escucharlos más que verlos. Hablo de Iker Jiménez, por si alguien duda. Un buen comunicador. Pero anoche no fue así, decidí que iba a caer en las garras de Morfeo escuchando a ‘El loco de la colina’, Jesús Quintero. Entrevistaba a Julio Anguita mientras mi me debatía entre rendirme –eran las tres de la mañana– o seguir soñando con imitar los silencios de Quintero en sus entrevistas. Me recomendaron una película que habla sobre el rastro del dinero. Si oyeron hablar sobre los ‘Panama Papers’, vean ‘The laundromat: dinero sucio’. Para rematar estas líneas y no faltar a la tradición, mientras escribía recibí un mensaje de mi mejor amiga. Me mandó una foto que le hice en Elanchove. Ay, los recuerdos. ¿Saben de dónde es la única foto que llevo siempre en la cartera? No podía ser de otra forma.

  • Viernes, 17 de abril de 2020

    El estado de ánimo de mi barrio aquí en Bilbao no estaba muy allá. Me ha sorprendido que no saliera a aplaudir la mujer mayor del cuarto, vive en uno de los edificios de enfrente. Suele estar asomada a partir de las menos cinco. A veces, la veo desde el jardín y  me mira, nunca hemos llegado a entablar ninguna conversación. Pienso que la podría asustar si grito. Hoy me dejó preocupado. Sus plantas seguían ahí, pero la ventana no se abrió a la hora fijada. Ni siquiera hay luz en su ventana ahora que ya es de noche. Será una simple casualidad. Eso espero, aunque mañana quiero verla. Es de las pocas vecinas en las que me fijo cuando salgo al balcón. Mientras escuchaba un podcast paseando entre jardín y mi casa, no paraba de mirar hacia su ventana. Sin tener que hilar, porque no lo veo necesario, recomiendo el documental de Manuel Alcántara. A mí siempre me habló de él mi amigo Pedrosa. Pocos saben que mi abuelo Miguel me fue guardando todas las columnas del maestro en Diario Sur durante sus últimos años de vida. Cientos. Recuerdos que permanecen, qué lucidez la suya al hablar. Cuánto se extraña su manera de desgranar el mundo. Qué bien vendrían sus columnas en tiempos de cuarentena.

  • Jueves, 16 de abril de 2020

    En estos días en los que la motivación va y viene sin un motivo aparente, uno deambula buscando recursos de los que poder tirar en caso de necesidad. El objetivo es conseguir un pequeño chute de adrenalina en esas jornadas en las que solo te apetece decir: “Ya hemos aplaudido una vez más”. Una de mis fuentes de energía son las películas relacionadas con el periodismo. Normalmente ambientadas en una época que a mi generación no le ha tocado vivir. Redacciones llenas, teléfonos sonando por todas las esquinas, gente corriendo de un lado a otro, nervios antes de mandar el periódico a rotativas y el enérgico sonido de las máquinas de escribir. Ya saben, adaptarse a los tiempos. Aunque vamos un poco tarde, los formatos evolucionan y yo siento que no aprendo lo suficientemente rápido. Como suele decir un amigo mío: “Me encantaría ser humanista para saber de todo”. Y a mí, claro. No quiero olvidarme, la película ha sido ‘The Post’, sobre los Archivos del Pentágono. Era la tercera vez que la veía, pero mientras siga dudando de si al final el Washington Post se atreve a publicar la historia o no, la seguiré viendo. Como en anteriores ocasiones, se admiten recomendaciones.

  • Miércoles, 15 de abril de 2020

    Casi nunca acabo escribiendo de algo que me ha pasado en las primeras horas del día. Es sentarme  frente a esta plantilla y algo sucede. Esta noche, mi amigo Andrei. Me ha mandado un mail con un enigmático “cierra los ojos y escucha. Si te gusta hablamos”. Se trataba de un formato nuevo de ‘Voces en cuarentena’ que una médico había mandado para la web. Justo unas horas antes le comentaba a Luis cómo me sube el ánimo ‘Relatos en tiempos de Pandemia’. Lo de cambiar la portada cada día estresa y congratula a partes iguales. Incluso tenemos dos series semanales en marcha: ‘Amapola’ y ‘La Colmena’. Es posible que pronto haya un relato de mi vuelta a Antequera. Al sur. Aunque no se anunciará hasta dentro de, mínimo, una semana. Volví a sentir la obsesión por perseguir una historia periodística viendo la película ‘Zodiac’. Para que no se diga, mi idea era hablar del panorama tan oscuro que se nos va a presentar a los periodistas que salimos al mercado laboral en breves. Los reajustes de plantilla ya han empezado. ¿Quién va a contratar? Sin respuesta. Tocará seguir formándose. Los que me conocen saben que nunca descartaré lo de ser profesor.

  • Martes, 14 de abril de 2020

    La serie ‘Unorthodox’ (Netflix) ha hecho que pierda la noción del tiempo durante seis horas. Relata la historia de una joven que se siente fuera de lugar en una comunidad de judíos ultraortodoxos en Nueva York. Autobiográfica. La cosa cambia, ¿verdad? Nos ponemos en la piel de algo si nos dicen que ha pasado. Basado en hechos reales. Así ya han captado nuestra atención. Como mi amigo Samuel, qué tipo. Ese sí que me tiene cautivado. Una de las personas que mejor entiende que no hay que estar constantemente conectados para consolidar una amistad. O ‘Javito’ que me da como caso perdido a la hora de contestar en Telegram, aunque se siente parte de mi familia. Y yo de la suya, claro. Mi amiga María, otra igual. Sin necesidad de estar pegados a mensajes que se evaporan y que difícilmente quedan en la memoria. La vida en cuarentena no tiene que ser el momento para ponerte al día con tus amigos. Se supone que ya lo estás el resto del año. Los conoces. Un pilar que hay que cuidar. Y no te preocupes si no te he mencionado, me acuerdo de ti. Ah, los mensajes en horario búho sí permanecen, aunque sean por WhatsApp.

  • Lunes, 13 de abril de 2020

    ¿Hay vida después de la muerte, Luis? Así acabábamos nuestra reunión pasadas las diez de la noche. La pregunta venía a cuento de que queremos hacer un programa respondiendo a dudas existenciales que nos hemos vuelto a plantear durante el confinamiento. Mira por dónde, cuando escribía estas líneas entró Marijo al cuarto para tender y le hice la misma pregunta. Nunca defrauda. “Si crees en la resurrección sí, otra cosa es qué clase de vida haya”. Luis dijo que no, por si interesa. Un día con el diario en blanco y mis manos ya estaban ansiosas por volver a escribir. Sentir cómo se deslizan mis dedos entre el teclado de mi portátil es una sensación orgásmica. 24 horas he necesitado para recuperarla. “Siempre es necesario darse un espacio”, me decía una conocida de Bilbao. Pues ya estoy de nuevo por aquí. Disculpen las molestias, por lo que veo todo sigue en su sitio. Es el día 29 de mi diario de cuarentena y puedo reconocer que estoy enganchado a mis propias líneas. Me alegro de saludarles.

  • Domingo, 12 de abril de 2020

  • Sábado, 11 de abril de 2020

    Resulta que sí me recomendaron algunos pueblos para visitar después del La de proyectos que tenemos a medias y qué díficil está siendo ponerse al día. Al menos, intentarlo. Aquello de “la intención es lo que cuenta”. Las únicas energías que recargo durmiendo las dedico a ‘Relatos en tiempos de pandemia’, un bote salvavidas en jornadas monótonas. Los reportajes, las historias que voy descubriendo también me salvan, pero no me apetece escribirlos. Por ahora no. Saber aburrirse y no culparse por ello, algo así escribía ayer mi amiga Zaratiegui. Por eso quizá mañana deje de rellenar estas líneas. Ver un día el diario publicado en blanco solo con mi firma puede ser importante para coger impulso. “Me caigo y me levanto”, decía Cortázar en uno de sus poemas. Soy un privilegiado, pero mi cerebro lleva un par de días sin asimilarlo. Busco refugio en la fotografía. Por la noche estaba grabando el sonido de la lluvia y me di cuenta de que no suena igual. Quizá, todos necesitemos un poco de este silencio que ahora nos rodea para pensar con claridad.

  • Viernes, 10 de abril de 2020

    Resulta que sí me recomendaron algunos pueblos para visitar después del confinamiento. Entre los primeros destinos de #AventuraPueblerina estarán Hernani y Guetaria. Ya en pantalones cortos. Ando convenciéndome de que voy a pasar mi cumpleaños confinado en Bilbao. Lo voy asimilando, supongo. Creo que me va a resultar extraño y eso que a mí no me gusta celebrarlo. No es que me haga mayor, es que nunca me ha gustado. Mis padres, siempre atentos y generosos, se han encargado de adelantarme el regalo y creo que la semana que viene ya lo tendré por aquí. Cuando cayó la noche, ordené los vídeos que me mandan de mi abuela Paca en el disco duro. Me siento responsable de la memoria audiovisual de mis abuelos. Espero que a mi vuelta todos mis tíos me dejen arrasar sus casas en busca de más recuerdos. Guarden los vídeos de WhatsApp de sus familiares en un lugar seguro, llegará el momento en el que sean necesarios. Antes de irme a dormir, me pregunto si al levantarme recuperaré los ánimos de los primeros días.

  • Jueves, 9 de abril de 2020

    El primer artículo que leí por la mañana fue uno que enumeraba los pueblos que no tenían casos de coronavirus en Euskadi. Sospechaba que podía estar ahí un pueblito de 800 habitantes que ya visité hace años. Se encuentra justo antes de llegar a Lekeitio si coges el 3513. Se llama Ea y es un pueblo al que fui con amigos en una tarde lluviosa. Veníamos de Elanchove, cómo no. Quiero volver para disfrutarlo en otras condiciones. También para saber si sigue abierto el kiosko donde nuestro acento nos delató. Me vienen imágenes a la cabeza sobre ese invernal atardecer. A cántaros veíamos llover. Nos refugiamos bajo el techo de la iglesia, donde estaba la parada. Recuerdo que había misa, señoras entraban y salían. Ahora pienso que se me hará raro visitar Ea soleado. Hoy, en realidad, venía a contar que bucear en las hemerotecas siempre ha sido un pasatiempo apasionante para mi cerebro, pero al final me he entretenido con lo de los pueblos y ya no puedo pensar en otra cosa. ¿Alguien me recomienda un pueblo que visitar en el País Vasco? Espero no haberlo hecho ya.

  • Miércoles, 8 de abril de 2020

    Aquí está mi primer diario desde el balcón de mi cuarentena. Os lo iré describiendo, pero no hoy, en este tengo un compromiso. Durante unos días voy a echar de menos revisar los diarios de algunos de mis compañeros. El de mi amigo Benito, que escribe con el sentimiento que pocos conocen, él sabe las ganas que tengo de poder pasear por Moncalvillo, Burgos. El de Seco, que continuará con su preocupación diaria, ahora refugiado en la soledad del reggaeton versión confinamiento. A mis queridas Pontes, Sáenz y Zaratiegui seguiré leyéndolas por otras vías. Eso espero. Extrañar en una época extraña, curioso. Cualquier cosa trastoca nuestros días, ¿verdad? Voy a escribir con miedo de no estar a la altura. Por aquello de no sentir la presión de enviarlo. Extrañaré las historias de los profesores Ontoso y Coca, por cierto, de los únicos que ha respetado el formato de líneas. A todos ellos, espero escucharlos pronto en esta plaza pública que creamos durante la cuarentena. No me he olvidado de Luis, no se preocupen.

  • Martes, 7 de abril de 2020

    A mí la mascarilla me empaña las gafas. Esa es la reflexión del día. Ahora tengo curiosidades: Qué calor hizo la noche del domingo al lunes. ¿Lo notaron? En cambio, en el momento de teclear estas líneas escucho  la lluvia entrar por mi balcón. Noto como inunda mi habitación de frescura y… No, a mí ese sonido no me inspira. Lo siento, miren que me gusta. Yo soy más de que la inspiración me pille escribiendo. En cualquier parte. Otra cosa es que grabar las gotas de agua resbalándose sobre las hojas de mi jardín me abra la mente.  Me fascina el silencio de mi barrio cuando acaban los aplausos. Sepulcral. Ahí entramos mi cámara y yo. Carpe diem.La fuerza para escribir este diario de confinamiento no siempre te la da la pasión por contar cosas o las ganas de no fallar algún día. Estoy seguro de que esto tendrá un valor incalculable en la historia que estoy escribiendo. Sí, la de mi vida. Y el encierro debido al COVID-19, será una de ellas. Me decía un amigo el otro día: “Esto va a cambiar nuestro forma de ver el mundo y relacionarnos”. No paran de repetir eso en muchos sitios. Que no seremos los mismos. Pero, ¿alguien ha pensando un plan para cuando esto acabe que no sea de lo más mundano? Al menos yo no, el mío es coger un autobús y que me lleve a la Rioja Alavesa o a Elanchove. O volver a Antequera unos días, claro. Ver a mis abuelos también, por supuesto. Ven, no son planes difíciles. No hace falta que cambiemos tanto. Disculpen, creo que el diario del máster va a parar unos días. Para quién desee seguir al tanto de mis líneas de cuarentena, seguiré publicando en mis redes sociales y actualizaré diariamente ‘El balcón de Pablo’.

  • Lunes, 6 de abril de 2020

    A mí la mascarilla me empaña las gafas. Esa es la reflexión del día. Ahora tengo curiosidades: Qué calor hizo la noche del domingo al lunes. ¿Lo notaron? En cambio, en el momento de teclear estas líneas escucho  la lluvia entrar por mi balcón. Noto como inunda mi habitación de frescura y… No, a mí ese sonido no me inspira. Lo siento, miren que me gusta. Yo soy más de que la inspiración me pille escribiendo. En cualquier parte. Otra cosa es que grabar las gotas de agua resbalándose sobre las hojas de mi jardín me abra la mente.  Me fascina el silencio de mi barrio cuando acaban los aplausos. Sepulcral. Ahí entramos mi cámara y yo. Carpe diem. Una nueva forma de meditar, hacer fotografías a las gotitas que hayan sobrevivido durante el día. Cada una con su propia historia. Si algún día quieren, las entrevistaré. Muchas se rindieron al caer el sol. Por si gustan, les comento que lo mejor del día ha sido ver a mis padres.  Ah, y mi hermano me ha preguntado si tengo Tik tok. En fin.

  • Domingo, 5 de abril de 2020

    “Oso ondo” (muy bien en euskera) le decía esta mañana Arya a su abuela por teléfono. Intuyo que vive en la calle de detrás, yo la he escuchado desde el baño. Me ha hecho pensar que siempre que nos preguntan cómo estamos tendemos a decir “bien o muy bien”. De primeras. Luego ya, si se vuelve a preguntar, aflora la verdad. Según con quién, claro. El problema es cuando preguntas a algún amigo si le pasa algo y te dice: “nada”. Huye, aún estás tiempo. Tengo uno que odia que le pregunten cómo está. Es una pregunta trampa, más si no se hace mirando a los ojos. A través de emojis todo se magnífica. Para bien y para mal. Anoche me radiografiaron con emoticonos y acertaron casi de lleno. Me lo esperaba. Casi, porque el detallito de no ponerme mochila duele, aunque es algo que todo el mundo conoce y se obvia. Como la formula del agua. Ven, es superior a nuestras fuerzas no pensar “H2O” cuando leemos la frase anterior.  Espero que hayan pasado buen finde. Como Arya. Ya pueden tachar un día más.

  • Sábado, 4 de abril de 2020

    Una vez, hace un par de años, lancé esta pregunta en una de mis redes sociales. A día de hoy, cuando mis ánimos flaquean, la recuerdo y se queda en mi cabeza durante unos días. En aquella ocasión pregunté: ¿quién anima al que se pasa la vida animando? Es curiosa la forma en la que en ocasiones nos sentimos vacíos por dentro. Sensación punzante que recorre mi cuerpo cuando se va acercando la madrugada. El pozo de la cuarentena. Sin gozo. Ahora quiero grabar un podcast de madrugada. Como Quintero. Para poder hablar en noche cerrada sobre la vida y el encierro. La nuit cambia la forma de expresarnos. Vivimos con miedo a parar y reflexionar. Por aquello de que  vivimos en una sociedad en la que si te paras, te pisan. Tal cual. Parece que hay que seguir hacia adelante, sin pensar hacia dónde vamos y ya ni les cuento el recordar de dónde venimos. Hasta finales de abril el confinamiento, otra broma de mal gusto. A primeros de mayo continuaré escribiendo este diario. Espero equivocarme. De eso se trata, ensayo y error. 

  • Viernes, 3 de abril de 2020

    ¿La verdad ha muerto? Esa es la pregunta que lanzó ayer la periodista Carmela Ríos en nuestro podcast sobre bulos y fake news en tiempos pandemia. Piénselo. Es curioso cómo cada persona puede articular una verdad, hacerla absoluta y crear mecanismos para defenderla hasta la extenuación. Escuchen a Carmela, lo explica a la perfección. Otra vez una situación orwelliana. ¿Han recibido ese mensaje de whatsapp que comienza diciendo “esto no lo verás en los medios”? Por favor. O esa conspiración que circula por las redes contando que este virus está hecho para “matar a los jubilados y ahorrar en pensiones”. Hagan cálculos, no salen las cuentas. Toca exigir medios de referencia y dudar de todo. Y pagar. Ah, una cosa no quita la otra. Las cifras oficiales de muertos en China por COVID-19 son irrisorias. Imposible. La importancia del relato y cómo contarlo. La Organización Mundial de la Salud ha avalado los datos  de China. Hagan cálculos otra vez. A mí tampoco me salen las cuentas. Seguimos. 

  • Jueves, 2 de abril de 2020

    Minipensamiento. Ese es el nombre de una florecilla que tenemos en el jardín. Precioso, ¿verdad?   Marijo, que sí confía en mí cuando le digo que quiero hacer fotos, me ha ido enseñando nuestro jardín y el de los vecinos. Ella cuida unos cuantos. Los mima y los trabaja. Los conoce a la perfección. La flor que más me ha llamado la atención es una morada que hacía frontera con el jardín del vecino. Pequeñita, difícil de enfocar con la cámara, pero qué bonita. Imperceptible si no vas buscándola. Solo hay una. Pronto publicaré algo sobre las flores que vaya conociendo. Mañana vuelvo, esta vez con libreta. Llevo unos días saliendo por la mañana a hacer  fotos nada más levantarme. Sin trampas. Una foto de una flor puede ser un ‘buenos días’. Más en tiempos de cuarentena. Hay que reinventarse, si no el cerebro se atrofia. O se marchita, según se mire. Espero que mis ‘buenos días’ sigan floreciendo. Imaginar una media sonrisa bien merece la pena. Poliki poliki voy a ir descubriendo la flora que rodea  mi casa.

  • Miércoles, 1 de abril de 2020

    Esta es la primera ocasión en la que tecleo sin ganas este diario. Vayan mis disculpas por adelantado al lector, pero el pesimismo ante la incertidumbre se apodera de mí en ciertos momentos. No sé cuándo voy a volver al máster. Para eso vine a Bilbao. Y por los pueblos, claro. Situación histórica en este posgrado. Ay, lo de vivir la historia. Las teorías se acumulan en mi cabeza. He llegado a pensar en julio, sí con ‘L’ como fecha para volver a Pintor Losada. Son simples cábalas, cada uno tendrá las suyas. Un martillo en la cabeza que machaca con fuerza a los que estamos lejos de casa y no esperábamos que esto iba para largo. Quizá si no estuviera aquí ‘Relatos en tiempos de pandemia’ no existiría, pero qué largo se va a hacer. Siempre con la duda. Día 1 de abril y se ve a lo lejos el día 11. Seguiremos, claro. Buscando vías de escape. Yo tengo tres: el podcast y Friends. Por ahora solo cuento dos, sobre la tercera hablaré otro día. Merece más color. Vuelvo mañana con mejor ánimo. No lo duden.

  • Martes, 31 de marzo de 2020

    Si usted sigue más o menos este diario sabrá quién es Luis. Parece ser, él sabrá, que lleva un par de días diciéndome que no se iba a quedar hasta tarde. Por lo de conciliar, supongo. Con la Switch. Tanta charla en el tercer podcast sobre rentabilizar el tiempo ha quedado en agua de borrajas. Mea culpa. Lo entono. Bajito, que no quiero despertarlo. Hay muchas posibilidades de que ya esté dormido. La bondad en persona, lo escribo porque estoy recordando el único concierto al que he ido. El artista dijo: “agradece lento”. Pues eso. He cerrado un reportaje para el máster con un “mañana será otro día”. Cuántas connotaciones en una composición tan simple. Disculpen, esto va sin hilar: he vuelto a ver a mi abuela Paca por videollamada. El brillo de sus ojos me ha llevado a recordar días gloriosos. Ella, zapatilla en mano, dispuesta a zurrarme. Y yo, dispuesto a ver a cualquier precio ‘Carita de ángel’. Sí, yo también recuerdo la melodía.

  • Lunes, 30 de marzo de 2020

    Las casas de apuestas son la heroína de nuestros días. Por internet es lo mismo, no te excuses. Cuando veo a conocidos apostar siento rabia. Hoy he entrevistado a una persona que lleva dos años en rehabilitación y ahora ayuda a gente en su situación.  Es del 97. “Hace dos años volví a nacer”, me dice. Forma parte de una plataforma contra las casas de apuestas en Málaga. Siempre en los barrios más humildes. Lo que comienza con una apuesta a que el Athletic gana al Málaga puede destrozarte la vida. Y la de tu familia. Una lacra para la sociedad, el sector del juego tiene mucho poder en España. Comprometidos, como estuvieron las madres gallegas en los 80, podremos parar esto. No le rías la gracia a tu amigo que prueba suerte en la ruleta. Eso no es ocio. Desde este diario, yo me uno al reto #YoMeQuedoEnCasaSinJugar.

  • Domingo, 29 de marzo de 2020

    ¿Están teniendo más pesadillas de lo habitual durante estos días? Mientras duermen me refiero. Yo hacía años que no las tenía. Anoche mismo recuerdo que iba circulando borracho a todo trapo por una carretera que desconocía. La que va a Elanchove, por dármelas de vasco. Solo recuerdo que movía mucho el volante. Otra vez, pensé cuando desperté sobresaltado a eso de las seis. Para mi abuelo Aurelio, ay, serían las cinco porque él cambiaba el reloj al día siguiente. A mi gente le sigo dando envidia con mis almuerzos y avances en la cocina: he aprendido a rebozar y mi primera víctima ha sido el pulpo. Era una batalla perdida. Selección natural, qué miedo. Acabo porque vuelven a mi cabeza teorías conspiranoicas. Pronto haremos un podcast hablando sobre esto. Todo en orden Ah, le hemos lavado la cara a la web. Por si gustan: https://relatosentiemposdepandemia.wordpress.com

  • Sábado, 28 de marzo de 2020

    He pedido que me lleven a Florencia y me han respondido que lo importante es querer bien. A alguien, supongo. Estoy viviendo en primera persona eso de la sociedad interconectada. A diario recibimos contenido multimedia desde todas partes del mundo. Ayer se sumó a relatos pandémicos la ilustradora Yariela Soto desde Costa Rica. Mi propia prima, perdón por no mencionarla antes, hizo un vídeo contando su odisea para huir de Londres a Bahamas. El paraíso. No solo fiscal. Si ven el vídeo, no nos busquen parecido. Pero les aseguro que somos familia. Doy permiso para estudiar mi ADN. O lo que queda de él después de otro día más de encierro. ¿Se gastará el ADN de estar encerrado? No sé, oigo tantas conspiraciones… Ayer oí que los países que compran a China  no están sintiendo los efectos del COVID-19. Esa misma cara se me quedó a mí.

  • Viernes, 27 de marzo de 2020

    Quién me iba a decir a mí que iba a ser capaz de saber el momento exacto en el que un repartidor de SEUR llamaría a casa de Luis en Santutxu. “¿Tu portero se escucha bien?”, le dije esta mañana. “Sí, sí, esperá un momento”, contestó. Un minuto después llegaba con el nuevo micrófono para ‘Relatos en tiempos de pandemia’. ¿Vieron? El día dio para mucho, hasta estuve en un recital de poesía en Instagram. Rayden, haz de luz. Ella. Después de seis días salí a comprar. El papel higiénico está de oferta, ya no hay desabastecimiento. Entiéndase la ironía. Lo que hay más allá de Lagunetxea se ha vuelto extraño. ¿Hablan solos por la calle? Hoy más de la cuenta. Mantener la cordura en tiempos de pandemia. De eso hemos hablado en el podcast. Mi amigo Sáenz dijo que quería aprender algo nuevo cada día, hoy he conocido el significado del ‘chocolate del loro’.

  • Jueves, 26 de marzo de 2020

    Mi despertar tardío, cualquiera diría que estaba de vacaciones, coincidió con la Trabajando en un reportaje sobre los efectos del aislamiento en la conducta humana, me he dado cuenta de que tengo síntomas de encierro. Falta de concentración, trastorno del sueño y del hábito alimenticio. A pequeña escala, no se vaya a preocupar la familia. Estoy a 833 kilómetros de casa en plena pandemia mundial. Permítanme la licencia de no estar concentrado en cosas que no palpo a diario. Lo virtual no sustituye a lo real. Nunca. ¿Qué leches hago yo ahora mismo en Bilbao? Si todo el mundo quiere estar con su familia. Aunque uno no pueda ver a sus abuelos, reconforta más tenerlos  a tiro de piedra. Si no puedo pasear por la ría, ni irme con mi mochila a seguir la Aventura Pueblerina, que me perdone el destino, pero me vuelvo a mi casa. Disfruten de los mensajes de sus seres queridos, mañana ya habrá tiempo de preocuparse por la vida.

  • Miércoles, 25 de marzo de 2020

    A veces ocurre. Me gusta inventarme entrevistas a personajes históricos.  ¿Cómo empezaría una entrevista a Jesucristo? Yo le preguntaría por lo de su padre y lo que vino después. Es que anoche una amiga me preguntó por teléfono a quién entrevistaría. Y claro, tenía que contarlo Al final respondí Napoleón. Mi primera pregunta sería si sus tropas pasaron por Lekeitio. Para quedarme ya tranquilo. Jugar a imaginarse entrevistas puede ser un buen hábito en tiempos de cuarentena. ¿Ya se ha imaginado a quién entrevistaría si tuviera la oportunidad? Puedes hacértela a ti mismo, yo aún sigo descubriéndome cuando me entrevisto. Pruébenlo y me escriben. No se hagan preguntas sencillas, intenten buscar preguntas sin respuestas. Este diario no está escrito en horario búho, ¿lo notan? Mañana volvemos a la madrugada. 

  • Martes, 24 de marzo de 2020

    Me preocupa mi padre. Él, como miles de médicos, lleva unas semanas jugándose literalmente la vida. Personal de riesgo los llaman, de película. De terror, digo. Muchos kilómetros de distancia y yo que soy de no molestar. Ni llamar ni que me llamen. Estar, estoy, cuando hace falta. Los que me conocen lo saben. Igual que mi abuelo Miguel, irá en el gen Ariza. Cuidado que me desvío y no está la cosa como para perderse en plena cuarentena. Nunca he sido de preguntar cómo llega mi padre del trabajo. Y en cambio ahora, ya saben. Se me olvidan cosas que comentar, pero no serían tan importantes. Hay que ser feliz, aunque sea por joder, como dicen en mi tierra. “Dientes, dientes”, decía la Pantoja. Les doy un día más de plazo para visitar ‘Relatos en tiempos de pandemia’. Mañana paso lista. 

  • Lunes, 23 de marzo de 2020

    El mismo día que sale a la luz ‘Relatos en tiempos de pandemia’, he ayudado a mi vecina a tramitar un ERTE. Vaya forma de empezar. Al día me refiero, porque el proyecto ha arrancado bien. Se buscan anunciantes. Razón: Deusto o  Santutxu. Luis, amigo, aprovecho estas dos líneas para darte las gracias por esta aventura. Que sin ser pueblerina también es apasionante. Ya llegará Elanchove.  Se han subido al tren Sáenz y G. Zaratiegui. Mal ojo no tengo, talento puro. Como el chico de SEUR que me ha llamado hoy para ver si estaba en casa: “¡Si no se puede salir!”, le respondí. “Te sorprenderías, chaval, de lo que me estoy encontrando estos días”. No hay más preguntas. Creo que no debo escribir tan tarde estas líneas. A esta hora solo quiero escribir de lo mucho que extraño a mi familia. El horario búho, ya saben. 

  • Domingo, 22 de marzo de 2020

    Se hace saber, queridos lectores, que este lunes 23, nace ‘Relatos en tiempos de pandemia’. Ya está dado el mensaje, ahora toca disfrutar línea a línea. Ahora sí, tenemos una web de la que estamos bastante orgullosos. ¡Qué contento estaba Luis con nuestro primer podcast! Lo importante que son las alegrías en estos tiempos tan extraños. Por lo de la pandemia que tenemos, digo. Estoy expectante. Siempre emociona ver cómo algo creado con amigos sale a la luz. Esta noche me voy a dormir con una cifra. El dos por ciento del PIB mundial. Es el porcentaje que el escritor Noah Harari, autor de Sapiens, cree que hay que invertir en tecnologías e infraestructuras para prevenir un cambio climático catastrófico. ¿Nos hará el COVID-19 entrar en razón? El tiempo apremia. Tic, tac. 

  • Sábado, 21 de marzo de 2020

    Usted también conoce cuánto papel higiénico queda en su casa. El número exacto si le ha entrado la psicosis. Por el camino de la amargura me traen las cifras. ¿Por qué? Mi amiga Zaratiegui me ha enseñado justo antes de empezar a escribir estas líneas una web que predice el número de casos de COVID-19 en España. Fiabilidad del 99%, por ahora. Da miedo mirarlo. Predicen que superaremos los 10.000 muertos en una semana. Por si hay algún despistado: a mí estos días no me gustan que me llamen, se lo digo siempre a mi madre. Las llamadas me producen mucho miedo. La familia, ya saben. Ay. Y la distancia en momentos de cuarentena. Esperen, acabo con algo bueno, mañana tengo una cita. Con la quiosquera. Aún no sé su nombre, pero me ha dicho que me va a guardar el periódico. 

  • Viernes, 20 de marzo de 2020

    Marijo piensa que no voy a ser capaz de ayudarle con la pequeña huerta que ha montado en el jardín. Ella es mi casera, ya es como de la familia. Hay un pero. Su confianza en mí está por los suelos, aunque cada día va viendo cómo crecen mis dotes culinarios. Pregunto: ¿alguno sabe cuál es la cantidad de aceite óptimo para freír? Siempre echo de más. Y a mi familia la echo de menos. Tampoco entiendo lo que es una pizca de sal. A veces ni echo. Un vaso de agua y medio de arroz, eso sí. Me he despistado, yo quería decir que quizá cuando acabe esta cuarentena ya tenga lechugas y tomates en el jardín. Me presento a un concurso de relatos eróticos. Ya lo he dicho. Dejaré volar la imaginación y lo escribiré en horario de búhos. Como ella.

  • Jueves, 19 de marzo de 2020

    Terminaba el otro día este suspiro al que llamamos ‘diario de cuarentena’ prometiendo que hablaría de mi abuela Paca. Pues no va a poder ser, la actualidad manda y quiero contar otra cosa. Ha caído en mi mano, nunca revelen fuentes, una historia de un grupo de vascos atrapados en Lanzarote por el COVID-19. Se publicó, la pueden buscar. En El Correo, si no quizá no lo pondría aquí. O sí, que a veces soy  “echao pa’lante”. Estaban desesperados, si es que con la que está cayendo, quién los mandaría salir de Mendiola. No, ni idea de donde estaba, pero ahora estoy seguro de que Aventura Pueblerina pasará por allí. Actualización del proyecto con Luis: leer diario de ayer. Mañana quiero hablar de búhos. O no.

  • Miércoles, 18 de marzo de 2020

    Es el primer día de cuarentena que no doy un paso más allá del jardín. Un jardín modesto en Lagunetxea, que nadie se altere. Vaya, que no he bajado al barrio. Ah, antes de que se me olvide, escribo desde Deusto, que el profesor Ontoso quiere que lo contemos. Apáñeselas usted con mi madre, porque a ella no le hace mucha gracia que su hijo pequeño esté en la otra punta del país. Siete horas estuvimos ayer reunidos Luis y yo, para el que le interese cómo va el proyecto. Aún no hay relatos, ni tiempos, pero tenemos pandemia. Y quizá un podcast. A ver, ¿era necesaria la intervención del rey? Yo solo pienso en la de Simón. Mañana escribiré sobre mi abuela Paca, que no me va a leer, pero sus vídeos me alegran la cuarentena.

  • Martes, 17 de marzo de 2020

    A mi abuelo Miguel le han cerrado su kiosko en Málaga. ¡Ay, si es que no ganamos para disgustos! Yo me quedo más tranquilo si se queda en casa, pero entiendo que al hombre le han robado 4 horas de lectura. Con esto del COVID-19 nos ha dado a Luis, el compañero tico que también escribe aquí, y a mí por crear un proyecto que sale el viernes 20. Relatos en tiempos de pandemia. Quizá te haya venido a la mente algo de ‘tiempos del cólera’. A lo que iba que se me acaban las líneas. Ayer madrugué para ver qué se sentía al entrar en el supermercado de los primeros, el octavo más bien. Nada, ni un aplauso, eso sí, yo a las 8 de la tarde me harto de aplaudir desde el balcón. Hala, otra vez sin espacio suficiente.

  • Lunes, 16 de marzo de 2020

    Mi despertar tardío, cualquiera diría que estaba de vacaciones, coincidió con la intervención de Fernando Simón. Más bien llegué al turno de preguntas, como buen periodista. El café, compañero imprescindible también en época de cuarentena, coincidió con el dulce tecleo de un texto rápido para la web de EL CORREO. Como si fuera para la web, perdonen. Mi único miedo era salir a la calle a por el periódico y el pan, ya sé que nadie me iba a decir nada, pero el miedo es humano. Y por ahora sigo siendo humano, pese al COVID-19. Ah, mi tarde pasó entre cámaras e intento de vídeos en mi cuarto. De eso ya hablaré mañana, hoy no tengo más espacio.

10 comentarios sobre “El balcón de Pablo

  1. Hola Pablo,soy María Jesús, la pareja de tú tito Aurelio (Martín) me encanta tú diario sobre la cuarentena! Estoy empezando a leerlo,espero estes bien, y que con estas reflexiones de tan buen periodista que está empezando consigas alcanzar tus metas! Muxa suerte y nos vemos pronto.

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  2. Pues aquí estoy de nuevo, me encanta lo que estás escribiendo,tanto que al final los he leído del tirón,y el día 7? Yo entrevistaria a Marilyn Monroe. No te preocupes, lo del aceite pasa,sobre todo si estás empezando,una pizca de sal (es como dar un pellizco a la sal) espero que escribas lo que ibas a contar de la abuela Paca,si no lo haces, pues espero que me lo cuentes cuando vuelvas.
    Espero que sea pronto, pero creo que está pandemia se va instalar entre nuestras enfermedades comunes,así que tu deleitanos mientras con esos relatos de cuarentena 😉

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  3. Po Ea,allí no hay nadie con Coriviri ( así lo llama mi madre) o Coronavido ( tú abuela Paca,mi suegra) que bien para ellos,y digo yo que es una palabra muy ANDALUZA, no?,Voy a leer los diarios de tus amigos y los dlos profes,si no los encuentro te aviso.Muxos besos desde Málaga.

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